Foto Sergio Bautista (OCESA)
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El ritual adolescente de Porter hizo vibrar al Teatro Metropólitan
Por José Marr @JR_Marr
Crazy Rhythms Music
Tras haber lanzado uno de los discos más nacionales más creativos y revitalizantes de los últimos años, mismo que les valió dos años de gira y un Grammy sobre competencia del calibre de Los Auténticos Decadentes o Natalia Lafourcade y luego de su presentación el pasado Vive Latino que simplemente nos dejó con ganas de más, Porter despidió a su Moctezuma Tour el pasado 10 de septiembre con un abarrotado Teatro Metropólitan como testigo del suceso y los costarricenses 424 de teloneros.
El acto abridor llamó la atención por la bola de disco en el centro del escenario y presentando su recién salido del horno Siempre Mar, no lograron aclimatar al público sino hasta la recta final donde hubo más interacción con el público dando paso a sus singles más conocidos, de donde destaca su dinámica presentación de “Respiremos“, sin embargo y a pesar de su pequeña pero ya establecida fanbase en México, el público proclamaba la pronta llegada de los oriundos de Guadalajara.
Recibidos con aplausos y porras, la banda ahora liderada por David Velasco hizo sacar el espíritu adolescente del público durante la primera parte de su set arrancando con las ya clásicas “Host of a Ghost” y “Cuervos“, mientras que los estruendosos coros de los asistentes remarcaban la vigencia de “Vaquero Galáctico“, “Daphne” y “Xoloitzcuintle Chicloso“. Hubo un conecte inmediato con la energía del recinto, al punto que tanto Fernando de la Huerta como Diego Rangel bailaron mientras tocaban el final de “Espiral“.
“Vamos a crear un foco de energía chida”, proclamaba Velasco durante esta primera parte del concierto, que culminó con “Al Fin Me Darás Un Reno” y dejó un corto pero necesario encore para reponer energías después del ajetreo pasado. Más a manera de introducción que de interludio, sonó entre la relativa oscuridad la voz de quien inspiró el concepto de Moctezuma, Juan de la Torre, recitando un improvisado monólogo sobre la energía que da sentido a la vida y la importancia de volver a “las raíces” (no, no era referencia al álbum de Lafourcade, si, la banda si se tomó tiempo para dar un poco de publicidad a de la Torre).
De pronto, y al más puro estilo de inauguración a un ritual prehispánico, el telón se abría mientras el grupo hacía retumbar el venue con tribales tambores que se transformaron de pronto en el riff de “Murciélago”, coreada con todas las ganas del mundo por todos los presentes. Esta segunda parte del set mostró el lado más cadente de Moctezuma, con un orden que no le pedía nada a ser el tracklist original del álbum; desenvolviéndose en seguida con “M Bosque” y el memorable silbido de Velasco entre el sonido electrónico logrando un pasaje hermoso de presenciar; mientras que los pasajes etéreos se los llevan las hojas que caían durante “La China“, el introspectivo outro de “Huracancún” y más adelante las notas altas que daban final a “Palapa“, siempre con la presencia del público más enérgico que cualquier banda mexicana podía pedir. Incluso en esta celebración prehispánica hubo también momentos rockeros; donde el apasionado solo de guitarra en “Tzunami” brilló con fuerza y tomó por sorpresa a más de un asistente. El estado de trance que alcanzó el público para la interpretación de “Rincón Yucateco” hubiera sido ideal para cerrar este magnífico concierto, pero fue más un acierto terminar este ritual con la entrega total de todo un recinto durante “Huitzil“; dando un mágico cierre entre un concierto lleno de highlights.
Apenas el jueves, pasado Tame Impala dio el concierto más grande de su carrera tirando abajo en Palacio de los Deportes, un día después Molotov festejó 20 años de historia en el mismo lugar y aún falta que Roger Waters visite por dos noches seguidas en el Foro Sol, pero sin duda la presentación de Porter cerrando esta prolífica era en su carrera logra colocarse a la altura de estos primeros; con un set, público y lugar e-x-c-e-l-e-n-t-e-s. ¿Queda alguna duda sobre esta declaración?
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