Max & Igor Cavalera Return to Roots @ Circo Volador

December 25, 2016

Max & Igor Cavalera

Incite

Por Diego Álvarez Rex
Fotos Germán García

El verdadero rostro de América Latina es el sonido de Roots de principio a fin, y tras atestiguar la escalofriante vigencia tanto de sonidos, temáticas e intenciones que esa seminal pieza del Metal mundial trajo consigo como 20º aniversario de la mano de Max e Igor Cavalera, no cabe duda la música en América Latina aún le faltan décadas de aprendizaje para estar a la altura de Sepultura.

Mientras Paulo Jr y Andreas Kisser se encuentran de gira para el 30º aniversario del natalicio de Sepultura y, nos visitaran inclusive tras cinco años de ausencia para una serie de presentaciones exclusivamente en festivales, la verdadera gira que a muchos les tenía preocupados por la posibilidad de qué tan posible era que nos visitara fue ésta, donde los hermanos, baterista y vocalista originales de la infame banda brasileña, ejecutaban su obra maestra de pies a cabeza. Tomando en cuenta que Max Cavalera lleva ya pisando la capital mexicana al menos dos años consecutivos como Soulfly y Cavalera Conspiracy con dos promotoras distintas de manera exitosa, una tercera organizadora de conciertos intercedió ahora para traer por una sola noche en México esta verdadera apoteosis musical frente a un Circo Volador que si bien no estuvo al cien de su capacidad, estuvo a nada de estarlo.

Con la banda Incite de Arizona como acto invitado, que de hecho es liderada por Richie Cavalera, hijo de Max, el ambiente logró impresionantemente prepararse para el show con los primeros moshpits y cantos con puños al aire de la noche, y que en palabras de la banda que trae una mezcla bastante lograda de Groove y Death Metal, “fue el mejor cierre de la gira” ya que no solo la banda venía acompañando a Max e Igor durante toda esta parte de América Latina sino que seguramente no habían sido recibidos de tal manera en el resto del viaje, pero ningún grito y aplauso se comparó a cuando la manta de Incite cayó y el del arte alusivo al mentado disco estelar de la noche se alzó. Gritos de “Max, Max, Max” e inclusive “Sepultura, Sepultura, Sepultura” se hicieron sonar a diestra y siniestra pero tras la música de fondo y los primeros guitarrazos del acto estelar, el verdadero infierno se desató.

De esas ocasiones especiales donde no hay falla, donde sabes no hay canciones de relleno y cada tema es una invitación a la complacencia y éxtasis, y desde el sonido del los golpes a los timbaus y las cuerdas del berimbau, los aullidos de la audiencia eran de verdadero furor. Incomparable e irrepetible. Desde “Roots Bloody Roots” y “Ratamahatta” donde la destrucción bajo luces rojas fue un espectáculo por si mismo, hasta la hipnótica y embriagante experiencia de los instrumentales “Jasco” e “Istári” totalmente en vivo con Igor demostrando su maestría como percusionista y Max rindiéndole honor con su guitarra eléctrica al resultado de mezclar el Rock extremo con el sonido de las tribus Xavante del Brasil, eje focal de todo el álbum: la verdadera música de América Latina permeando la contemporaneidad sonorizando la angustia, pobreza, odio, hambre y guerra. Roots no es un disco de fiesta o de autodestrucción banal, es un álbum que reflejó una cruda realidad que, como se mencionó al principio de la reseña, es más vigente que nunca.

Se podría decir que esos cánticos en portugués bajo los graves instrumentos eléctricos podría hasta ser hermoso, sublime y una verdadera obra de arte que en esta ocasión contó con Tony Campos en el bajo y Marc Rizzo en la guitarra líder, sumados a los aberrantes gritos de la gente vuelta salvajes bajo el sonido de una banda que con ese disco dejó un antes y un después en el metal mundial más una pieza de “World Music” que muchos estudiosos y supuestos amantes del “Rock Latino” han preferido ignorar como si de voltear al otro lado al ver favelas brasileñas con pilas de cadáveres pudriéndose, quienes han tenido el valor de acercarse a Roots han encontrado un todo tan abrasivo que experimentarlo en vivo no era de pensar dos veces.

Tras el álbum completo, vino un encore que más se sintió como la verdadera fiesta y la oportunidad de la banda de divertirse un rato, tocando varios covers, a veces solo en fragmentos como “Thieves” de Ministry, “War Pigs” de Sabbath, “Policía” de Titas, “Procreation of the Wicked” de Celtic Frost y “Orgasmatron” y “Ace of Spades”, ambas de Motörhead, más de un popurrí de clásicos de Sepultura como “Inner Self”, “Desperate City” y “Anticop”.

Tras agradecimientos, banderas, y máscaras de luchador, el concierto cerró con la canción que lo abrió en una reversión a máxima velocidad y como si de cerrar un ciclo se tratara, “Roots Bloody Roots” dejó libres a los salvajes de nueva cuenta y el punto estaba probado: Roots aún hace retumbar el suelo y mientras haya un mundo enfermo su presencia será más que necesaria.

Post escrito por: Diego Álvarez Rex

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