Robert Plant @ Auditorio Nacional

November 13, 2012

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Por Luis Arce (@lsfarce) /// Fotos: Fernando Aceves, Cortesía OCESA.

Lo único realmente franco que sucede a esta hora en un lugar así es el flujo de gente, resulta imposible detenerlos. Chocan, empujan, corren, los más sensatos caminan, pero van deprisa. Sus actitudes implican cierta emoción que en otro sentido sería imposible comprender. Están aquí porque están emocionados.

Led Zeppelin es una ilusión. De alguna manera, la mítica figura de la agrupación alimenta no sólo las expectativas, sino la intuición de la gente en torno al evento que está por suceder. Led Zeppelin se ha convertido en un suceso parecido a una marca de agua para todos sus integrantes, y muy en el fondo, para cualquiera que haya escogido el rock & roll como su nicho y guarida. Son una leyenda, y por lo tanto Robert lo es también. Finalmente, una vez que conquistaste el mundo, eres desde siempre el heredero directo, de todo lo que provenga de él. “The Ocean”, una fantástica canción de Zeppelin trata ese tema.

Todas las circunstancias que rodearon la visita de Robert Plant a la ciudad de México parecían gestionadas por el deseo de ver como se consuma una leyenda. Plant es la clase de hombre, la clase de acto y la clase de músico que ocurre una vez al siglo, esa es su pequeña gran particularidad. Bastaría verlo allí, sobre el escenario, recorriendo con raquíticos pasos de algo que podríamos llamar baile, la superficie sobre la cual se extiende, además de su imponente presencia, dos guitarras, una batería, sintetizadores y un bajo: la clásica instrumentación que utilizaría un grupo de rock.
Eso, rock, es precisamente lo que escuchamos en el setlist de Robert, pistas propias como “Another Tribe” o la melódica “All the King’s Horses”, donde la voz de Plant navegó el Auditorio Nacional con una calidez aparentemente fantasmal. Es difícil no sentirse rodeado por esa paciencia al interpretar, aunque le cueste un poco de trabajo dar ciertos agudos, aunque su graves decanten la historia de un gigante.
Si acaso se lo preguntan, sí, hubo Zeppelin, hubo bastante Zeppelin: “Friends”, “Ramble On”, “Four Sticks”, “Whole Lotta Love”, “Rock and Roll”, etc.

Sin embargo, y contra los sentimientos encontrados durante el coro de “Whole Lotta Love” y el baile acomplejado por lo apretado de los asientos en “Rock & Roll” escogeré “Going to California”, como el momento definitivo de la noche (por lo menos mi noche). Plant, acompañado de dos virtuosos guitarristas (uno en la mandolina) recrea un momento histórico con sapiencia y valor, la muestra clara de que los años en la música no suceden, porque la canción después de todo, sigue siendo la misma.
Noches como estas suelen recordarnos que la vitalidad de los grandes músicos es algo que no envejece. Son figura únicas, tal vez no al grado de misticismo en el que algunos los sostienen; pero humanos, leyendas precisamente por eso. Leyendas que conservan en sí todo el imaginario de un grato recuerdo. Después de todo, ha sido un largo y solitario rato desde el rock & roll, por eso, nunca está mal recordarlo.

Post escrito por: Luis Arce

One thought on “Robert Plant @ Auditorio Nacional

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