RPM: Monster de R.E.M.

October 16, 2014

r.e.m. monster

If you could see yourself now, baby:
25 años de Monster de R.E.M.

Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_

Monster no es la obra maestra de R.E.M. Para 1994, el cuarteto de Athens, Georgia, ya había entregado álbumes perfectos como Reckon, Document, y Murmur. El mundo ya se había rendido ante Out Of Time y Automatic For The People. El grupo ya había conocido las mieles del éxito y la sobreexposición mediática gracias a “Losing My Religion”, “Shiny Happy People” y “Everybody Hurts”. ¿Por qué hablar de él, entonces?



Durante la década anterior, bajita la mano, Stipe y compañía habían forjado eso que, los años anteriores a 1994, la prensa especializada se empeñó en llamar “Rock Alternativo”. R.E.M. formó parte de esta generación de grupos que incluyó a Sonic Youth, Pixies, Throwing Muses Violent Femmes. Bandas que ningún sello de los grandes quería entre sus filas y que eran imposibles de definir. Monster es R.E.M. montándose en la cresta de un movimiento que sin ellos no existiría. Monster es un álbum atípico entre la discografía de R.E.M.. Es reclamar su lugar dentro de una escena que ellos impulsaron, sin siquiera imaginar las consecuencias que eso traería (ya sabemos qué fue “eso”, suicidios, drogas, camisas de franela, etc). Monster es voltear la vista y decirle a todos los que los ignoraron durante los años en IRS Records: “¿Ven? No estábamos tan equivocados”. Es el primer esfuerzo del grupo en armar un álbum de sencillos altamente radiales (“What’s The Frequency, Kenneth?”, “Crush With Eyeliner”), más que una obra conceptual de difícil distribución (que para nada es demeritar el trabajo previo de la banda) tipo Document.

También es el sonido de una banda intentando sonar cohesionada a pesar de las tensiones internas: para este momento difícilmente se soportaban y Scott Litt (su productor de cabecera) se las vio negras para poderlos juntar y sacarles algo. El resultado, a 25 años, es palpable. Más que ver a Monster como un álbum digno de celebrarse (que sí lo es), hay que verlo como parte de una discografía impecable en donde no hay dos álbumes iguales. Monster resume ese sentir. Sólo hay que asomarse a lo que yo considero el corazón del disco: “Strange Currencies”, “Tongue” y “Bang And Blame”, tracks 6, 7 y 8 respectivamente. Tres canciones que no podían ser más diferentes entre sí. Sin embargo, tres canciones perfectas, fenómeno que la NME ha bautizado en varios discos como “Three Song Streak”, en las que Stipe resume la actitud de la banda ante todo lo que he mencionado en las líneas previas, su postura ante la fama, ante las relaciones con sus compañeros y su percepción de artista hacia el mundo que lo rodea.

Las consecuencias del álbum serían, justamente, monstruosas. Una gira agotadora que terminó por mandarlos al hospital por agotamiento, Bill Berry tomando la decisión de salir de la banda poco después, y sobre todo, el alejamiento en definitiva del estilo que presentaron aquí. Es por eso que hay que celebrar a Monster: es un disco único, perfectamente imperfecto, e irrepetible. Como R.E.M. mismo.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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