Reseña: Ducktails /// St. Catherine

July 20, 2015

ducktails-st-catherineDucktails
St. Catherine
Domino Records
5.0

Por José Marr‏ @JR_Marr (CrazyRythmsMusic)

El retroceso es uno de los sinsabores más comunes y decepcionantes en la música, traducido como una traición a las expectativas creadas por el artista en cuestión que sugería algo más grande con el precedente de un gran trabajo. Lo de Matt Mondanile ahora en 2015 es algo que ha arrastrado desde su banda por la cual es mejor conocido; y es que eso sucedió con Real Estate de Days a Atlas, ahora pasa con Ducktails de The Flower Lane a St. Catherine, algo que la mejor forma de llamarlo es: ensimismado. Que a decir verdad, el sello particular y marca de Mondanile para tejer a base de cuerdas un Pop tan fino como barroco y teñirlo de Psicodelia tan antigua como sofisticada es un don que jamás se le podría criticar, sin embargo, la casi nula intención de surcar y avivar la estructura rítmica convierte a St. Catherine en algo sumamente bello pero fácil de ignorar para la memoria.

El trabajo envolvente con toda la cama de cuerdas es como siempre majestuoso, resaltan aquí el uso discreto pero muy marcado de los teclados/sintetizadores (“Krumme Lanke“), incluso a manera de introducción “The Disney Afternoon” despierta el álbum mostrando esta nueva cara tan sutil de Ducktails, algo que se conecta en inherencia y alma al sencillo “Headbanging in the Mirror“, la batería pesada y la soporífera voz de Mondanile hipnotizan y arrullan como nunca, pero difícilmente el recorrido alcanza puntos más altos, o más bien jamás termina de despegar, principalmente culpa de la voz de su autor cual escasea de expresar la más mínima emoción al micrófono, asunto que en The Flower Lane sin esforzar mucho la garganta, dominó bastante bien (“Timothy Shy“). Matt Mondanile está completamente perdido en su zona de confort y simplemente no rompe con el molde (“The Laughing Woman“, “Interlude“, “St. Catherine“) por más que en su música salgan vivos instrumentales llamativos como en el final etéreo y orquestal de “Heaven’s Room” y “Church“, este último realmente el mejor momento del disco enmarcado por sus pad de batería y lo sustancial que se vuelve Julia Holter por otorgarle una identidad a al menos un track de este disco.

Algo más de ruido logra hacer en “Surreal Exposure“, algo logra revertir de cierta forma, pero nunca pasa a más ya que el corte transcurre insignificante. Es extraño ya que una de las noticias buenas que se decían sobre St. Catherine hablada de la participación de Rob Schnapf (quien en los 90s fue co-productor de obras de peso hechas por Beck o Ellioth Smith) dando toques finales para mejorar el acabado del disco, asunto que sinceramente no se nota. Una verdadera lástima para un disco que dura una sola escucha, muy al igual que lo dije de Atlas de Real Estate puedo decirlo para St. Catherine: debido a su belleza y rango dinámico instrumental puede ser ésta la mejor forma de aislarse de la vida y el presente condenado por el transcurso del reloj, o, puede ser la mejor pérdida de tiempo.

Post escrito por: Jose Marr

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