RPM: 25 años de Everything Must Go de Manic Street Preachers

May 20, 2021

everything must go

And I just hope that you can forgive us:
25 años de Everything Must Go de Manic Street Preachers

Por Ernesto Acosta Sandoval

Los Manic Street Preachers siempre fueron una anomalía. No eran parte de ningún movimiento masivo, no los podían encasillar en algún estilo en particular. A ellos parecía no importarles mucho cuando lanzaron su debut Generation Terrorists en 1991 y empezaron a labrar su propio camino. Había algo de Punk con letras corrosivas, que pasadas por la melódica voz de James Dean Bradley los hacían casi únicos en su entorno. Muchas de esas letras las escribía Richey Edwards. Su función en la banda era esa y ocasionalmente alguna que otra guitarra, pero más que nada era como una especie de gurú y mejor amigo de los otros que sí tocaban en serio. Edwards tenía una personalidad complicada por autodestructiva y adictiva. En agosto de 1994, The Holy Bible, el tercer álbum de los Preachers, dejó a todos con la boca abierta por lo descarnado y sumamente personal de sus letras, la enorme mayoría de la pluma de Edwards, quien exterioriza sus problemas con la anorexia, las relaciones abusivas, el auge de regímenes autoritarios, entre otros temas igual de pesadillezcos. The Holy Bible parece un álbum lanzado en su propio universo. No tiene nada que ver con absolutamente nada de la época. Musicalmente se mueve entre el Gótico, algo de Glam, mucho Hard Rock y el Punk más primigenio desde finales de los setenta. En febrero de 1995, a punto de empezar una mini gira promocional por Estados Unidos, Edwards salió de su hotel en Londres, manejó hacia su departamento en Cardiff y no se volvió a saber nada de él. Los esfuerzos por localizarlo fueron en vano, y pasados unos meses, los Preachers se dieron cuenta que su amigo no iba a volver.



Everything Must Go apareció en mayo de 1996. De sus doce canciones, cinco fueron rescatadas de los archivos de Edwards, y, como era de esperarse, hay algunos indicios sobre su estado mental al momento de su desaparición. El cuarto álbum de la banda galesa se siente, sin embargo, como un homenaje y una despedida a su amigo. Desde el título, y claro, la hermosa canción homónima al álbum. De las canciones escritas por Edwards, “Kevin Carter” habla sobre la fatídica historia del fotógrafo titular ganador del Pulitzer por la fotografía “The Vulture and the Little Girl”, quien no pudo con la presión de haber retratado ese terrible momento y se suicidó. “Elvis Impersonator: Blackpool Pier” es una feroz crítica hacia la cultura de la celebridad. “Removables” aborda el tema de la auto mutilación que parecía ocupar una parte importante de la mente de su autor. “The Girl Who Wanted To Be God” es, con todo, el momento más esperanzador en esa parte del álbum. Y es la canción que mejor define el cambio de sonido en la banda, como si fuera un puente entre su pasado y su futuro. Para Everything Must Go, los Preachers abrazaron un sonido más amigable, más melódico, menos rasposo. Por medio de las melodías de canciones como “A Design For Life” o “Further Away” (ambas, como las demás que no eran de Edwards, compuestas de forma colaborativa por todos los miembros de la banda), parecen querer entrar de lleno a territorios poco explorados.

Everything Must Go es un punto y a parte en la discografía de los Manic Street Preachers. Les trajo un éxito masivo, una oleada de premios y reconocimientos (entre ellos, el primero de sus dos Brit Awards a álbum del año), fans nuevos, portadas de revistas. Los puso en el mismo nivel que las super estrellas del Britpop de la época, aunque poco tuvieran que ver con ellos. Pero lo más importante: fue como una sesión de terapia que los ayudó, si no a superar, sí a aprender que hay que dejar ir todo lo que no estaba bajo su control.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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