A fountain of blood in the shape of a girl:
25 años de Homogenic de Björk
Por Ernesto Acosta Sandoval
¿Qué haces después de que en tan solo un par de años te convertiste en una súper estrella Pop, con dos de los álbumes más aclamados de la época, pusiste a todo un país en el mapa cultural, sobreviviste a un intento de ataque mortal por parte de un fan trastornado, te rompieron el corazón y, en resumen, tuviste que cambiar todo tu estilo de vida? Si eres cualquier otro artista, probablemente te hubieras roto en mil pedazos y te hubieras desquiciado. Pero si te llamas Björk Guðmundsdóttir, lo más probable es que conviertas todo eso en la energía para crear otra obra maestra, la tercera al hilo.
1997 encontró a Björk al borde del colapso luego de los eventos arriba descritos. Su ruptura con Goldie, más la experiencia de haber sido acosada por Ricardo López, la habían dejado vulnerable y cambiada. Eso le dio la fuerza para encerrarse, primero en su casa de Londres y luego en los estudios El Cortijo en Marbella, España, y sacar todo lo que traía adentro. A pesar de estar lejos de su país natal, la atmósfera, creada en gran parte por las participaciones del Icelandic String Octet, y las letras en Homogenic remiten a los fríos parajes islandeses, al poder de un volcán dormido que de pronto estalla y toma a todos por sorpresa. Su voz, menos juguetona que en los álbumes previos, más contenida y con más dirección, le da vida a las metáforas y símiles extremos que crea en canciones como “Jóga” o “Bachelorette”. Los beats y las secuencias son menos arriesgados que en Post, pero eso no juega en detrimento de ninguna de las canciones. Por el contrario, lo calculado e inusual de la base rítmica en una canción como la magnífica “5 Years” la hace hipnotizante y le da la estabilidad que Björk parece estar buscando, además claro, de lo directo de la letra. Sólo basta una escucha a conciencia a Homogenic para entender el significado de su título y dónde estaba parada Björk hace 25 años.
Homogenic es un viaje en un bote salvavidas por aguas que a ratos se sienten turbulentas y a ratos calmadas, pero impredecibles a final de cuentas. Salvo “Pluto”, lo más cercano a algo que ya había hecho antes, parece que la artista ha llegado a las orillas que buscaba casi desde los inicios de su carrera. “All Is Full Of Love”, al final del álbum se siente como un abrazo cálido, o como una cobija suave después de estar en altamar un tiempo.
Homogenic fue, en 1997, la cúspide creativa de esa primera parte de la trayectoria solista de Björk. Después de los experimentos en Technicolor de los dos álbumes previos, aquí hay otro tipo de explosiones y exploraciones. Más internalizadas- Ese volcán que menciono arriba lo trae dentro de ella y difícilmente lo mostraría a alguien si no fuera por razones por completo necesarias.
