Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp
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Bailando con los muertos
Por Maza @ideasdelmaza
El Salón Los Ángeles es un lugar soñado, sea de tarde, sea noche, sea entre semana. Ayer además fue noche de Todos Los Santos y todas las personas salimos a bailar con la memoria y el ritmo. El lugar, como es habitual, lucía pletórico y lleno de la energía que produce el ánimo de fiesta. Fue un lleno casi total desde el comienzo que salió Tembo Prieto que preparó al personal para dos presentaciones excepcionales.
Con una muchedumbre heterogénea, sin obviar los turistas perdidos exotizando el baile, comenzó a corear el nombre de Son Rompe Pera y los oriundos del Estado de México no defraudaron tiraron de todas sus posibilidades sonoras combinando esa cumbia particular con el Punk más crustero para hacer una deriva al más allá. El directo que tienen es de un poder tremendo, saben guiar a la audiencia con las melodías sacadas de su Batuco; particularmente sonora preciosas las versiones de “Mi vida sin tu amor”, “No Hay Novedad” y el debut de “Cumbia Algarrobera”. El público entregado coreaba, bailaba y slameaba por igual: la pura buena vida. Y para cerrar esa ola brutal de “No Bailes De Caballito” y “Pelones”.
Apenas una cuarto de hora tuvimos que esperar para ver a Chico Trujillo presentando su nuevo material, Plato Único Bailable; como ya es habitual un concierto preciso, sin falla y sí con muchos picos. Pasaron por el escenario piezas que fueron coreadas en comunión como si con ello nuestros muertos se hicieran presentes. Como dijo Chico: “La vida es muy corta y hay que pasarla bien”.
Surfeando la Cumbia más tendida con vértices de Ska y guaracha retumbó en la hermosura del Salón Los Ángeles. “Pollera Amarilla”, “Loca” y “El eléctrico” lucieron precisas, pero sí hay que hablar de algo fue la apoteósica “Pájaro zinzontle” acompañados de Son Rompe Pera que hizo bailar a los espíritus con esas marimbas infernales. Un momento que arrebato el corazón fue la tierna versión de “El derecho de vivir en paz” de Víctor Jara; siempre hay espacio para la reivindicación política, que también apareció en la playera del Palestino FC que portaba el percusionista, Juan Groenmeyer, y el grito de “Gaza libre” al final el recital. Fue una noche encantadora y llena de baile.
