Reseña: Sigur Rós /// Valtari

Sigur Rós
Valtari
XL Recordings
8.5

Por Luis Arce (@lsfarce)

¿Recuerdan esa extraña sensación al despertar y tallarse los ojos para abrirlos mientras la luz entra en la retina con quietud y todo se mira borroso? Curiosamente, Valtari podría catalogarse como la crónica de esos segundos –minutos si ustedes son muy desafortunados en cuando a eso de despertar–; un cuadro borroso, cuya apariencia es la de una amanecer. Momentos así de pequeños resultan en la mayoría de los casos, indescriptibles: suceden demasiado pronto. Al final del día uno no recuerda si realmente sucedieron.

Tomen un segundo. Piensen entonces, en todo lo que ocurre dentro de ese segundo. Alguien resbala, la Tierra de mueve un poco, algo choca contra el suelo, una persona se detiene de pronto recordando que olvidó algo sumamente importante, algunas hojas caen y otras no. Lo que sigue a ese segundo es tan grande y tan lleno de vivacidad como el pasado. Sólo basta detenerse y pensarlo.

En Valtari esa reflexión concurre amablemente. Cada canción transita ralentizando muchos de los aspectos que llamamos reales. Y para ello sólo necesita al Sigur Rós cotidiano acompañado de maravillosos arreglos orquestales, cuerdas y un coro de mujeres que se atreven a entrar en unos segundos del tiempo y extenderlos, extenderlos, extenderlos, sin que pierdan un solo resquicio de su flexibilidad. (Me atrevo a pensar, incluso, cuáles serían los efectos de este álbum si constara tan sólo de una canción. El nombre sería “Valtari”, y duraría 54:45. Épico, quiero suponer). Tomen por ejemplo, “Rembihnûtur”, con su piano distante y sus arreglos vocales disueltos bajo la constante aplanadora de sonidos. “Ekki Múck”, es posiblemente una de las canciones más espléndidas escritas por Sigur Rós.

“Varðeldur” es una delicada proeza de percepción musical, inevitable señalar que en esa canción se puede escuchar cierta perfección estética de la obra de Sigur Rós. Un piano repetitivo marca la pauta de una visión que florece con suma lentitud. Los detalles se mueven igualmente en slow-motion, podemos tomar “Ég anda” por ejemplo, y escuchar la respiración del grupo. Debajo de ese sutil detallismo existe una de los grandes aciertos de Valtari: a pesar de su duración –aproximadamente una hora– y de constar tan sólo de ocho pistas este álbum captura en unos pocos instantes, una visión panorámica de todo lo que acontece alrededor de la banda.

Procura además, tener la potencia de una arrolladora corriente eléctrica. Gran parte de los elementos dentro del álbum son fabricados en estudio: vocalizaciones diluidas, cúmulos de guitarras eléctricas que actúan, prácticamente difuminados sobre la estructura (si es que acaso hay una) de la canción.

No es que Sigur Rós, esté entregando una acuarela de su otrora concreto pasado; es sólo que los temas que hay en Valtari no pueden tratarse de otra forma. Necesitan ser distendidos y aplastantes. Visiones más o menos cerradas del aire o el agua. “Dauðalogn”, se traduce como “difunta calma” o “calma muerta”; hay algo de cierto en ello. Todo el disco está en una quietud plena como la muerte; pero ágil e ininterrumpida, como la respiración. Escucharlo es habitar territorios de tranquilidad que pocas veces descubrimos en un mundo acelerado como éste.

Sigur Rós @ Festival Colmena: Reseña /// Fotos

Video: Sigur Ros /// Ég Anda