RPM: 20 años de I Should Coco de Supergrass

Por José Marr ‏@JR_Marr (CrazyRythmsMusic)

Dentro de todo lo que a lo largo de mi vida he escuchado, no tengo ninguna duda de poder afirmar que Supergrass es “la banda favorita de toda mi vida”. Aún recuerdo aquellos días en que los escuché por primera vez, en que todas y cada una de sus canciones han pasado a ser mis preferidas, conozco sus discos al derecho y al revés, y he leído hasta la última gota de información sobre su historia. No menos, en mi memoria está el día en que tuve por primera vez I Should Coco, el mejor álbum debut de la década de los 90s (sin duda alguna, en mi opinión), y con el cual comenzaría a escribirse una historia de una verdadera banda de Brit Pop que por desgracia, y aunque sus discos fueron evolucionando uno a uno y sin perder su alto estándar de calidad, jamás volvieron a conseguir el nivel de reconocimiento y fama, que tuvieron en el año 1995.

Gaz Coombes apenas tenía 17 años cuando consiguieron el contrato con Parlophone, Sam Williams, su productor, platica que los conoció en una tienda de discos y sin siquiera haberlos oído supo que en ellos había un potencial para convertirlos en algo grande. Y a diferencia de lo que alrededor venía empujando en Inglaterra (Pulp, Oasis, Blur, Elastica, Suede), Gaz, Danny y Mick no tuvieron miedo ni pena de sonar como inmaduros infantes y es así como casi toda la gente los recuerda junto a su himno inolvidable “Alright“. Sin embargo, su estilo también era influenciado por la energía Punk de bandas como Buzzcocks y The Undertones; “Lenny“, el primer track que grabaron como banda, era todo un potente y directo golpe de bajo con cambios de ritmo con la voz de Gaz y su timbre chirriante pero a la vez inconfundible escribiendo el primer párrafo en la historia del grupo.

I Should Coco fue grabado en casi un mes, esto es lo que conjunta todo en un sonido único, siguiendo una sola línea, sin romper la contundencia en todo momento. Un portento de declaraciones recibe con el nombre de “I’d Like To Know“, Danny grita en el fondo: “One, Two, One Two Three Go!“, y todo el poderío se vierte a la mesa con Mick Quinn lanzando un bajo retador y comienzan las lineas vocales más alegres de todo I Should Coco hasta afluir en una carrera de dos minutos donde la guitarra lleva la delantera. Otro de sus éxitos “Mansize Rooster“, posee una construcción inimitable, las tildes de piano encima de los brotes de batería son inolvidables y el cambio de velocidad memorable. Había otros momentos donde solo se exponía el vértigo y agilidad del grupo para usar su celeridad y es el caso de piezas como “Sitting Up Straight” donde apenas se pueden montar los versos encima de una guitarra apurada, pero los coros con voces infantiles ayudados por los agudos de Quinn, siempre eran efectivos.

Sin embargo, los grandes y clásicos álbumes tienen que encontrar un cierre que perpetúe su herencia, y Supergrass no eran tan solo niños con energía desmedida, a casi 12 minutos del final una guitarra eterniza el momento con una pisada de Blues tan emotiva que quedará para la posteridad, donde Gaz explaya su voz en un cántico que hace honores a la fuerza del amor a través del tiempo. Jugando en otro terreno “Sofa (Of My Lethergy)” es melancolía pura, casi seis minutos de un Soft Rock reconfortante, adornado de jangles que se da su tiempo para ir y regresar y traer consigo un estribillo triunfador. El track en cuestión está tan bien hecho que la despedida tarda un minuto aproximadamente en despojarse de su energía para dar entrada a “Time To Go“, una balada acústica simple y de agradecimiento, dando conclusión a un álbum conceptual, como ya lo he dicho, el mejor debut de la década de los 90s y uno de los mejores de la historia.

A 20 años de su salida, a cinco de la disolución del grupo y mientras que Gaz, Danny, Mick y Robert Coombes (tecladista del grupo y hermano de Gaz) tomaran caminos diferentes debido a que el reconocimiento del grupo nunca les fue justo. I Should Coco sigue ahí, acrecentando su fuerza a través de los años, envejeciendo sin hacerlo, manteniendo todo como aquella vez que vio la luz en el verano del año 1995, porque es, será y perdurara como un disco perfecto en toda la extensión de la palabra.