Por moonman
Imágenes Cristian Cárdenas
Esta es una historia de nerdismo musical, no del que muchos se jactan al presumir por medio de Instagram su vinilo de casi $500 con una copa de vino o chela en mano, no. Es el nerdismo curioso, el que inquieta y hace que investigues todo lo posible para que sepas el por qué de las cosas. Este es el caso de Cristian Cárdenas, cuyo interés inicial estuvo dirigido hacia los juguetes, computadoras, animación y videojuegos.
En su infancia estuvo influenciado por música clásica de sus padres, pero su primer contacto real con la música fue cuando puso atención a los videojuegos, de 8-bits específicamente: “Me sorprende que no se considere como música por tabú o cómo se ve la música”.
Al darse cuenta que no era bueno con los instrumentos musicales, decidió dejarlos e irse por lo que le gustaba: las computadoras. “Era difícil para mí comunicarme visualmente y musicalmente, entonces por curiosidad usé la computadora y un tracker que utilizaban para hacer música de los videojuegos, ya que eran programas desarrollados por empresas como Namco o Sega que no tenían para pagar un software”, nos cuenta Christian inmerso en su estudio/cuarto, ya que a sólo unos pasos de la cama está todo su armamento para crear música, gráficos y animaciones; por lo mismo su modo creativo está activo casi 24/7.
Tras quedarse fascinado con la cultura Rave en México de finales de los 90s, se dio cuenta que ahí estaría su modo de vida de los siguientes años: “A inicios de los 2000s estuve involucrado en la escena de la música electrónica como Plug, el cual era una mezcla de IDM, Minimal Techno y Dubstep, con un net label llamado Filtro que contaba con el apoyo de proyectos como Kampion y Antiguo Autómata Mexicano”.
Este sello fue uno de los primeros en regalar música por internet cuando nadie lo hacía porque veían que era la evolución natural de consumo: “Aunque sea gratuito es consumo de información. Hoy en día es tanta que uno debe de ser selectivo, sino es una diarrea digital de tantas cosas”.
A pesar de que creativamente todo fluía, comenzó la frustración al ver que de la música no podría vivir: “Lamentablemente en México no se paga porque no se valora y ni se entiende el trabajo que hay detrás y mucho menos la propuesta. Por ello decidí dejar la música y me fui a estudiar animación en Vancouver”. Como esta ciudad es una parada obligatoria para todos los que andan de tour, tuvo la oportunidad de inspirarse de proyectos como desde Autechre, Battles, Tortoise, Kid Koala, pero sobretodo Loefah, uno de los pioneros de Dubstep, el cual fue revelador y marcó lo que seguiría para él.
“Tenía Drum ‘n Bass, IDM y Dub y me sentía como si tuviera una navaja suiza porque cuando lo mezclaba veía que el Techno se podía mezclar con Dubstep o House… por fin encontré un género que amalgamaba muchas cosas. Viendo un documental Living Inside the Speaker en donde entrevistaban a los originadores del Dubstep de Bristol, Pinch dijo que si le quería entrar al género debía de ser de un ángulo y pues decidí que fuera con 8-bit aplicado al Bass”. Así fue como nació Kupa.
Kupa no es ni 8-bit ni Dubstep, es un híbrido que ni a los chiptuneros les gusta al 100% o a los de música electrónica, pero tiene un encanto entre nostálgico, ravero, y fiestero innovador único.
En 2010 editó el disco Bit Pairat y tras producir audiovisuales, un videojuego sonorizado en tiempo real y crear una serie de ilustraciones, edita este año la dupla de EPs Bajo La Tierra y Guacamayas con un increíble Pixel Art que complementa la experiencia sonora para tratar de volverla sinestésica.
Sus canciones distan mucho de lo que hizo en un origen, podría decirse que es la música de un juego de Nintendo adaptándose al 2015: “Nunca me sentí satisfecho de publicarlo porque quería que saliera físico en un cartucho de NES y no quería sacarlo en línea porque se diluiría. Con este EP me fui duro al Footwork y Bass. Tiene una onda ravera y bailable. Aquí en México no se entiende y mucho menos con 8-bit. Por lo menos a la gente le resulta algo original porque lo han escuchado previamente con Flying Lotus”.
Con festivales como Format.DF uno podría aventurarse a decir que existe una “escena” en México, pero tras largos años de experiencia, Christian nos aclara breve y concisamente lo que está pasando ahí: “He tenido la oportunidad de conocer muchas escenas en México. Es chistoso verlas, compararlas y comprenderlas, pero lo importante es distinguir una escena a un mercado porque ahí cambian las cosas. Un movimiento puede comenzar bien con un grupo de personas que le invierten, levantan el proyecto y de repente resulta que no pueden vivir de eso y se desploma, a menos de que tenga una forma de ser auto sustentable y se puede convertir en un mercado. Esa es una falla muy grande y frecuente. En el caso del 8-bit hay una escena, pero no mercado porque no tienen un público suficiente para que lo consuma. Es un hobby en realidad. En festivales podrían tener más impacto si lo juntaran con más disciplinas, por ejemplo, que el Format.DF se uniera a otro porque hay un nicho que podría cubrir eso. Lo malo es que aquí en particular esa escena es más purista. Muchos saben usar muy bien la programación pero no saben de música y todo suena igual y no hay un distintivo. Deberían de acercarse a otras escenas para nutrirse”.
Conoce más del trabajo de Cristian Cárdenas aka Kupa en estos enlaces:
Telekinteic Media Lab
Soundcloud
Twitter @thakupa
