Reseña: Death Cab For Cutie /// Kintsugi

April 27, 2015

death-cab-for-cutie-kintsugiDeath Cab For Cutie
Kintsugi
Atlantic Records
6.0

Por José Marr ‏@JR_Marr (CrazyRythmsMusic)

Ya ha pasado más de una década desde que Benjamin Gibbard alcanzó su momento alfa en su carrera y en su cima musical. Fue en 2003 cuando con The Postal Service consumó una de las más grandes comuniones del Pop con las bases electrónicas y unos meses más tarde con Death Cab For Cutie, entregó su obra más sofisticada con el nombre de Transatlanticism. Desde entonces el mundo creyó que Gibbard ayudado por su siempre fiel compañero Chris Walla volverían a alcanzar ese nivel, pero al contrario, solo han ido decreciendo, sin perder la marca ni el encanto (aunque Gibbard perdió a su hermosa esposa Zooey Deschanel) pero cada vez con un sonido más inofensivo e insípido. Lo relevante y la incógnita para llegar con interés a Kintsugi su octavo álbum, yace en que Chris Walla por alguna razón también ha dejado al grupo, siendo éste, una parte fundamental ya que además de la guitarra también era el productor.

Para sorpresa, Gibbard no se muestra pesimista o depresivo por la salida de su compañero, como tampoco lo hizo en su álbum solista del 2012 Former Lives cuando recién se había divorciado de Deschanel. De hecho ahora se aventuran con más presencia de bases electrónicas, pads de batería y teclados más sintéticos. Poco mejor, percibo que las pérdidas para Gibbard han significado reavivar la chispa de sus viejos tiempos, lo más notable yace en la acústica digital (como en “Everything’s a Ceiling“, que también algo de estética 80s tiene) y las cuerdas angulares, representadas bien en temas como “Little Wanderer” que no se trata de otra balada Pop angustiosa genérica, sino Gibbard va dando templanza a su historia de amor a distancia del siglo XXI. No muy lejos de ahí el indiferente atractivo de “Black Sun” cual fuera el primer adelanto de Kintsugi, establece muy bien las intenciones del grupo, que aunque no sorprende y no explota, la ejecución sí muestra una meticulosa producción donde la mancha Electro-Pop tiñe lo suficiente para exponer los agregados nuevos que ha traído el grupo, también reflejados en los instrumentos tanto batería como guitarra procesados por computadora y ese solo de guitarra brotando con algo de desquicio. El momento más enérgico aparece con “The Ghosts of Beverly Drive“, que apropiadamente va tomando propulsión para tensarse en un riff de guitarra que depara en un estribillo discreto pero potente adornado justo con los trucos que hacen sentir familiar el estado de gracia más estándar y característico de su compositor.

Este nuevo aspecto retocado por computadoras es un buen distintivo, al menos Gibbard lo ha aceptado en una cantidad controlada sin manchar demasiado el lienzo, recubren actos que no son tan insulsos como los tracks de relleno de “Codes & Keys” o “Narrow Stairs“, tienen atmósfera y tienen alma en la voz de Gibbard que se sigue manteniendo joven e inalterable dentro de todo el ensamblaje de “No Room in Frame” o la alteración gradual y angustiosa de “Ingénue“. Donde han agregado más de la cuenta es en “Good Help (Is So Hard to Find)“, que de forma irónica es un atractivo resultado basado en deliciosos riffs entrecortados, beats hi-hat procesados como ritmo ​​y una melodía vocal capturada en trozos pequeños.

Los puntos malos recaen en el tan socorrido relleno, arma que Death Cab For Cutie no sabe ocupar desde Plans (2005), abusando de su familiaridad llevándola a escena en su estado más ordinario ya sea sólo con el piano (“Binary Sea“) o con la guitarra acústica (“Hold No Guns“), cuales sólo sirven para venir a exponer que el grupo sigue sin tomarse tan en serio todo este asunto de sacar discos; lo cual desde hace 10 años hacen como mero pretexto para volver a salir de gira y reactivar su alimentación económica, reciclando la fórmula con algunos nuevos manejos y decorados pero con apenas lo suficiente de ingenio e inventivo para por un momento hacernos creer que ahora sí el siguiente álbum puede ser la gran continuación de Transatlanticism; ya que por lo pronto Kintsugi ha sido otro paso más en esta prorroga donde Death Cab For Cutie sigue haciendo discos bonitos, pero al fin y al cabo, intrascendentes.

Post escrito por: Jose Marr

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