I never meant to cause you trouble:
15 años de Parachutes de Coldplay
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Antes de las giras mundiales llenando estadios. Antes de los aires de grandeza y las intenciones de volverse “La Banda Más Grande del Planeta”. Antes de que Chris Martin se convirtiera, o quisiera convertirse, en el sucesor de Bono y sentirse un Mesías. Antes de Oxfam y los discos conceptuales que nada más ellos entendían. Antes de las baladas épicas que igual le gustaban a tu papá que a tu vecino y que a ti te podían hacer llorar al primer “Come up to meet you, tell you I love you”.
Antes de todo eso, Coldplay era una banda haciendo música sin pensar mucho en lo que estaba por venir. Difícil de pensarlo hoy, a 20 años de distancia. En el momento también resultaba casi inexplicable el éxito de su debut, Parachutes, cuando las listas de popularidad estaban retacadas de Nü-Metal y Pop Plástico. Una banda de Oxford con tendencia a otro tipo de Pop, uno de buena manufactura, sin distorsiones y con letras encaminadas a un amor adolescente e inocentón, pero bien intencionado que poco o nada tenía que ver con lo que salía de la isla y sus compatriotas preocupados con las tensiones que el nuevo milenio traía consigo.
Y todos nos rendimos ante ellos en aquel entonces. Parachutes resultó un respiro de aire fresco porque se situó en medio de los dos extremos. No resultaba abrumador ni opresivo como lo que en el momento estaba sacando una banda como Radiohead, y se sentía más honesto y aterrizado que lo que el mainstream americano estaba presentando. Canciones como “Don’t Panic” (con su gran referencia a The Hitchhiker’s Guide To The Galaxy de Douglas Adams), “Shiver”, la íntima “Parachutes”, o “Sparks” nos enseñaban a una banda a la que no le daba miedo mostrarse como lo que eran: cuatro amigos queriendo hacer música. No había que buscarles significados ocultos, ni mensajes políticos elevadísimos, ni sobreinterpretarlos innecesariamente.
Y, por supuesto, el mega trancazo que significó “Yellow”. A veces sólo necesitamos cuatro acordes y una voz melodiosa cantándole al amor. Bonito. Sin más. Parachutes, incluso hoy, es un refugio del mundo exterior. Uno muy necesario.
Pingback: RPM: 15 años de Some Cities de Doves - Me hace ruido