Roll it over in your mind:
40 años del debut de The B-52’s
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Para 1979, el Punk ya había mostrado mucho de lo que podía hacer en ambos lados del Atlántico. The Clash, los Ramones, Patti Smith, Television, y todos los demás, habían cimentado el género y trazado los planos. Habían abierto las puertas a un sinfín de bandas y artistas que, en los siguientes años, demostrarían que el límite de la creatividad estaba en donde ellos quisieran. La siguiente oleada se alejaría gradualmente de ese primer estruendo, y su misión y su visión artística estaría en expandir los límites que sus antecesores habían puesto. Una de las bandas insignia de esta segunda generación de artistas, sorprendentemente, no saldría ni de Nueva York, ni de Londres. De Athens, Georgia, un lugar en apariencia imposible, llegarían los B-52’s, como extraterrestres descendiendo de un platillo volador en una película de serie B de los años cincuenta. Con peinados estrafalarios, estética kitsch (rayando en el camp), ritmos simples, y melodías pegajosas como chicles.
Fred Schneider, Kate Pierson, Keith Strickland, Cindy y Ricky Wilson tomaron por sorpresa a todos los que tuvieran las orejas bien abiertas a inicios de 1978 cuando lanzaron su primer sencillo, “Rock Lobster”. Esta era una banda que de verdad no sonaba a nada. Ni siquiera a sus contemporáneos que se esforzaban por sobresalir sonando a nada similar. Un año y cacho después no defraudaron cuando, por fin, su debut homónimo vio la luz. The B-52’s es un pastiche de Surf, Doo-wop, Pop, avant-garde, ciencia ficción, colores chillantes, y todo lo que les viniera a la cabeza. Las sesiones de grabación han de haber estado de antología, porque, encima de todo, se ve que se la estaban pasando bomba mientras tocaban y cantaban. “Planet Claire”, “Dance This Mess Around”, “Lava”, son una fiesta constante que no para. Los B-52’s, en esas canciones, parecen también chavitos que acaban de descubrir el Funk y quieren enseñárselo a sus amigos tocándolo a su manera. Y qué manera. Lo de estos cinco personajes es provocativo como lo fue el Punk primigenio, pero es otro tipo de provocación. Más sexual, más divertida, menos atemorizante.
Los B-52’s, la banda y el álbum, fueron el lado más divertido, ligero, pero a la vez propositivo, del Punk. Y, claro, la muestra de que el novel género estaba empezando a dar un giro impredecible del que ya nunca regresaría.
