No soy tu algoritmo: Plataformas de streaming VS artistas independientes

August 7, 2020

no soy tu algoritmo

No soy tu algoritmo:
Plataformas de streaming VS. artistas independientes

Por Carlos Shue @shue___

La civilización humana ha logrado, por fin, llegar a Marte y poblarlo, marcando el inicio de su expansión por el Sistema Solar y más allá. En este nuevo comienzo, la industria del entretenimiento es una maquinaria de producción que ya no es manejada por los seres humanos sino por inteligencia artificial. Los hits de las listas de popularidad de todo el mundo son creados a partir de fórmulas específicas que han probado que serán un éxito. La música se ha convertido en un producto como los que encontramos en el súper: adicionado, empaquetado y listo para su consumo. Esta es la premisa de Carole & Tuesday, una serie de Anime sobre dos chicas de diferentes contextos sociales que se conocen gracias a su pasión por la música, formando una banda que desafía las reglas de la industria musical humano-marciana.

La ficción no es más que la realidad llevada al límite, y nosotros estamos por llegar al borde. Lo cierto es que el panorama futurista de Carole & Tuesday resulta más familiar de lo que nos gustaría creer. Nuestra información personal y nuestro comportamiento online, recolectados con o sin nuestra autorización, han hecho que los algoritmos usados para presentarnos y vendernos algo sean cada vez más precisos: las grandes corporaciones nos conocen a detalle, y mientras más descubren sobre nosotros mejores serán sus estrategias para mantenernos cautivxs. Entre esas corporaciones se encuentran algunas plataformas de streaming musical.



Puede que de inicio parezca que la relación con ellas sea más como una simbiosis, pues al final nos están ofreciendo la música que nos gusta. Sin embargo, si vemos el panorama completo, sí nos están ofreciendo algo que disfrutamos pero a costa de aquellos que lo están creando y que deberían de ser los principales beneficiarios.

La discusión sobre la injusta retribución de las plataformas de streaming a lxs artistas no es nueva, si googleas cuánto paga cada una por reproducción, encontrarás decenas de artículos haciendo análisis y comparándolas. El problema va mucho más allá de si una paga mal o lo justo, y debería centrarse en las maneras en las que operan para beneficiar a unxs más que a otrxs. Esta discusión volvió a la mesa hace unos días, y esta vez más polémica gracias a una entrevista de Music Ally con Daniel Ek, CEO de Spotify.

En la entrevista, Ek habla sobre el crecimiento de la plataforma y otros temas, pero lo que despertó la indignación de muchxs artistas, sobre todo independientes, fueron las declaraciones en las que sugiere cómo deberían producir y comportarse lxs artistas para mantenerse relevantes.

Para empezar, menciona que la cantidad de artistas en la plataforma ha crecido exponencialmente, facilitando su misión de hacer que más y más puedan vivir de su arte. Lo interesante es que sí, cada vez hay más artistas que se suman a las plataformas, pero estos van entre comillas porque muchxs de ellxs son ficticios o ghost producers que aparecen de un día para otro en las playlists de moods más populares. Esto es algo que ha sido negado por disqueras y plataformas, pero al mismo tiempo ha sido un tema que artistas como Zola Jesus han señalado constantemente en sus cuentas de Twitter. De hecho, Zola respondió punto por punto a la entrevista de Ek en su cuenta de Patreon. Para artistas independientes nacionales como Manitas Nerviosas, estas plataformas “no hacen más que convencerte de que crees contenido gratuito para ellos; un asalto chido como diría El Haragán: ‘explotación chida, explotación cool”.



Pero Ek se contradice cuando menciona que lo único que se reporta en medios es que lxs artistas están infelices con su experiencia en Spotify, y que en la historia de la compañía nunca ha visto que alguien diga lo feliz que es con el dinero recibido de sus reproducciones: ¿Será porque quienes más dinero hacen tienen tanto que ni siquiera se fijan en lo que llega de streaming? Si eres, por ejemplo, Taylor Swift, con todo lo que implica ser una figura como ella, evidentemente vas a tener millones de reproducciones en cuanto lances un sencillo o un disco “sorpresa” como Folklore, y no te vas a detener a decir cuánto agradeces haber subido de nuevo tu discografía a Spotify. En cambio, tienes a cientos de artistas independientes quejándose de que no están haciendo suficiente por ellxs; como señala Ponce: “La queja más común es la baja tarifa que las plataformas pagan por stream. Quizás de ser más altas sería un gran incentivo para lxs creadorxs. Mucha gente no paga por escuchar música, usa Spotify gratis o YouTube, lo cual hace que subir la paga no sea una cuestión tan fácil de resolver. Creo que este es el mayor reto de nuestro tiempo: encontrar una manera de tener un modelo sostenible de pago justo para lxs creadorxs que les permita a las plataformas mantenerse funcionando de la mejor manera para todxs”. Para creadores independientes como el cantautor capitalino Jordi Barnard: “En cuestiones económicas seguramente todos queremos que nos paguen más por tener plays pero más tiene que ver con un tema de permitir que la gente escuche las cosas. Hace poco leí un artículo que hablaba sobre el algoritmo de Spotify, que realmente no está hecho para ti sino para escuchar lo que ellos quieren que escuches. Es un tema de intuición que debería ser más inteligente y natural, para permitir que un artista super pequeño y emergente pueda convivir con un artista muy grande en una misma playlist. En cuestiones de dinero yo creo que la gente que empieza a entrar en las plataformas de streaming lo hace sabiendo a lo que se mete y sabe que va a tener que vivir de hacer buen merch, de vender buenos diseños, de hacer conciertos privados, de dinámicas para atraer fans, etc. pero que de ninguna manera van a vivir de lo que le paguen en estas plataformas. Sobre cuánto gano en Spotify la verdad no sé, no me meto nunca a ver porque sé que gano una mierda, ni me interesa; solo entré esperando tener un lugar donde tuviera un link para enlazar mis canciones y que la gente las pudiera escuchar”.

Pero para Daniel Ek, esxs artistas que se quejan son lxs que creen que se puede seguir haciendo música como antes: “A los que solía irles bien en el pasado puede que no les vaya bien en un futuro en el que no puedes grabar un disco por cada tres o cuatro años y pretender que va a ser suficiente. Los artistas que están triunfando ahora saben que se trata de crear una interacción continua con sus fans, de publicar el trabajo y contar la historia del disco y tener un diálogo continuo con sus fans”. Para Jordi Barnard, la música no son enchiladas: “Es un proceso muy largo: entre que escribes una canción, la vas arreglando, le vas encontrando el tono, buscas la instrumentación, en lo que buscas un productor, un estudio que no te salga tan caro… En mi caso ha sido así. A lo mejor hay gente que tiene muchas más posibilidades porque tiene flujo de dinero o más conectes pero en mi caso ha sido complicado grabar. Por ejemplo, un EP de 5 canciones mínimo me salió en $60,000 pesos, entonces es complicado porque no tienes el dinero para armar algo cada 6 meses o 1 año. Y también, desde mi perspectiva el hacer canciones nunca ha sido un ejercicio masturbatorio con el cual yo esté esperando algo a cambio: yo hago canciones porque me nace, porque me gusta y porque cada vez las hago mejor y para que alguien del otro lado sienta algo y se identifique. En mi caso el fin nunca ha sido pensar que voy a vivir de la música o que las plataformas de streaming me van a ayudar a vivir o generar dinero.”



Ek habla de data, engagement y contenido como si toda la industria musical fuera simplemente una máquina de marketing y la música su producto: algo que oímos (no escuchamos) para acompañar nuestro humor, para poner de fondo mientras estamos leyendo o viendo cómo llueve afuera. Y puede que lo sea para ciertos momentos, o dependiendo de quién o qué música se trate, pero hablar y generalizar de esa manera cuando eres el CEO de la plataforma musical más utilizada en el mundo, es un tanto irresponsable e inhumano. Hay cero empatía en sus palabras.

Pareciera que se trata de una lucha de grandes corporaciones contra artistas independientes. Por un lado, por muy buenas que sean las intenciones de las primeras, siguen un modelo de negocio que es precisamente eso, un negocio bajo un sistema neoliberal que sí o sí termina beneficiando a unxs a costa de la explotación de otrxs; así que, para una artista como Manitas Nerviosas, lo que estas plataformas tendrían que hacer para ser más justas con lxs artistas es literalmente desaparecer. Mientras que por el lado de lxs artistas independientes, si bien los servicios de streaming son trampolines para darse a conocer y tener la exposición que quizá no tendrían por sí solxs, no representan ni de lejos una vía sostenible para vivir de su música.

No se trata de señalar culpables ni víctimas sino de comprender qué se puede hacer para mejorar las condiciones de lxs artistas, que después de todo son quienes alimentan a esas gigantescas compañías. Un factor vital y que se ha escapado de la conversación es el público, las audiencias. Con la evolución de los formatos de físico a digital, estas han cambiado sus hábitos y sus maneras de consumir y/o escuchar música. La aparición del formato MP3 y de las plataformas de distribución P2P como Napster y Ares representó un reset cultural: ahora en vez de tener que esperar para ir a la tienda de discos por el lanzamiento de tu artista favoritx, podías descargarlo (esperando un par de horas) y “quemarlo” en un CD sin esfuerzo y sin pagar ni un solo peso. Allí comenzó la devaluación de la música para las masas, ya no era algo que esperabas con ansias porque ya podías tenerlo en tu bolsillo al instante. Esto distorsionó nuestra percepción de la música, que pasó de ser una obra con un complejo proceso creativo detrás, a un bien común para nuestro consumo personal. Las plataformas de streaming no hicieron más que reforzar esta idea, a pesar de sus esfuerzos por generar contenido con lxs artistas sobre el proceso de sus creaciones.

Por fortuna, hay un poco de luz al final del túnel. El resurgimiento del vinilo, ya sea por moda o por real apreciación, ha ayudado a que las personas consideren adquirir los discos que más les gustan, a despertar nuevamente una cultura musical de alguna forma motivada también por el factor nostalgia. El cassette también se encuentra en un momento de resurrección a través de ediciones especiales y para coleccionistas. Y tenemos plataformas como Bandcamp en donde podemos comprar directamente discos y merch a lxs artistas, quienes incluso pueden recibir el total de sus ganancias en días dedicados especialmente a ello. ¿Se trata entonces de una cuestión de re-educar a las personas para que se den cuenta de lo que cuesta hacer la música que obtienen por prácticamente nada y al instante? Tal vez. Para Ponce: “Todos estamos aprendiendo y nos estamos adaptando. Mucha gente aún no está acostumbrada a pagar por música en internet y creo que hay que fortalecer esa cultura porque a fin de cuentas la mayoría de las regalías está llegando directamente a las cuentas de los creadores que ponen todo su esfuerzo y dinero en crear contenido que esté a la altura de las exigencias de la industria”. Pero para alguien que se mueve en una escena más underground como Manitas Nerviosas, no hay mucha esperanza en el público: “La industria ya tiene las mentes de los consumidores raptadas. Imagínate convencer a miles de que no vayan al Corona Capital y que mejor gasten ese dinero en los Bandcamps de bandas locales. Tal vez el COVID nos pueda ayudar un poco con eso. Yo creo que el asunto no es ponerte bien verga y jugar las reglas del juego mejor que los demás para obtener ahí dos o tres migajas. La movida es arrancarles de las manos el negocio a Spotify, a OCESA, a Apple. ¿No, banda?”

La realidad es que para gustos, colores: quienes busquen la playlist perfecta con los hits del momento para poner en la peda, abrirán Spotify o YouTube. Quienes busquen descubrir a artistas que le tiren más a lo independiente y experimental que les muevan algo, irán a plataformas como Bandcamp, blogs o Soundcloud; o viceversa, pues todas tienen algo que ofrecer para todxs. Lo que es innegable es que si queremos apoyar directamente a lxs artistas que nos gustan, tenemos que ir a sus shows, comprar su merch y sus discos, recomendarlxs en nuestras redes y agradecerles el tiempo y el esfuerzo que dedicaron a crear algo que conecta en menor o mayor medida con nosotrxs, pues al final ¿a quién no le gusta ser reconocidx (y remuneradx) por lo que ama hacer? En cuanto a las plataformas de streaming, como bien se dice: “No hay consumo ético bajo el capitalismo”. No importa qué tanto se esfuercen en equilibrar la balanza (si es que realmente lo están haciendo), mientras continúen perpetuando los modelos y las prácticas que han oprimido y explotado al artista independiente desde hace mucho tiempo, seguirán representando todo lo que está mal con la industria musical.

Nota del autor:

Nos acercamos a un par de representantes de plataformas de streaming y disqueras para conocer su opinión, sin embargo decidieron no hacer comentarios al respecto. Muchas gracias a Manitas Nerviosas, a Leonardo Ponce y a Jordi Barnard por su disposición para aportar y nutrir este artículo.

Post escrito por: Carlos Shue

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