35 años de carrera de Enrique Bunbury @ Palacio de los Deportes

Foto Óscar Villanueva

Algunas notas hacer del concierto celebrando
los 35 años de carrera de Enrique Bunbury

Por Óscar Villanueva

El primero de dos conciertos de Bunbury, el Palacio de los Deportes lucía bastante lleno; aunque casi toda la sección E se veía despoblada y se alcanzaban a ver lugares individuales en la D, el resto de las secciones presentaba cabecitas en todos los asientos. Supuestamente el segundo concierto está agotado. Nada mal para ser principio de año/pandemia/un estilo de música que tiene rato que pasó de moda.
La presentación se repartió de forma bastante uniforme entre todos los discos que ha sacado en su carrera solista, así como tres canciones de su faceta en los Héroes del Silencio (“Deshacer el Mundo“, “Mar Adentro“, “Maldito Duende” que fue la que se llevó la cantada más fuerte).
Por lo visto, los sombreros que usaban los hípsters en festivales como Ceremonia ya se popularizó entre la banda rawkera, lo cual está bien porque seguro a muchos les tapa las entradotas o algo trágico.
La edad de la asistencia si fue bastante variada, desde gente que ya va en su tercera vacuna a niños que aún siguen esperando la primera, después de todo, nunca se puede empezar demasiado temprano a hacer los cuernitos.
No sé si fue por el arreglo que ahora Ocesa tiene con Live Nation, pero el Palacio presentaba una serie de luces bastante potentes alrededor de su estructura, iluminando bastante a su alrededor. Se agradece porque así uno se evita varios sustos. Ahora nomás arreglen las lámparas de la calle de Atletas.
Bunbury tiene muchos más tatuajes de lo que recordaba, así mismo se ve muy conservado, felicidades a su nutriologue o la persona que le aplica el botox.
Un evento bastante agradable, la gente se veía muy contenta, y supongo para muchos, una noche muy necesaria donde pudieron cantar, bailar en el espacio del asiento (había sillas) y decir salud mientras chocan sus vasitos de cerveza en persona. El mejor momento de la noche es que fui testigo de una propuesta de matrimonio mientras sonaba “La Constante”, hasta se hincó y toda la cosa. Todo indica que le dijeron que sí. Love always wins.