Entrevista /// Los Espíritus: De montañas, realismo mágico y sueños cumplidos

November 6, 2023

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Los Espíritus:
De montañas, realismo mágico y sueños cumplidos

Por Patricia Peñaloza @patipenaloza

“A donde vaya el viento, no quiero ir”, canta el cantautor bonaerense Maxi Prietto en La Montaña (2023), sexto disco de Los Espíritus, magnífica banda de Blues-Funk psicodélico, la cual lidera desde 2010. La frase cobra total sentido no sólo cuando se escucha el disco completo, sino a sabiendas de que, desde que el también guitarrista emergió públicamente con el extinto dueto Prietto Viaja al Cosmos con Mariano (2005-2021), este creativo compositor gusta de navegar en contra de las corrientes de moda, a punta de huracanes, mareas e incendios. Afín temáticamente a los elementos y fuerzas de la naturaleza en sus letras, Prietto y sus comparsas entregan uno de los más ambiciosos discos de su carrera, con productores e invitados de lujo: tras consolas, los legendarios Mario Breuer (Spinetta, Charly García, Calamaro, Soda Stereo, etc) y Joe Blaney (The Clash, Tom Waits), así como el guitarrista de culto Marc Ribot, el saxofonista Dana Colley (Morphine); Juanse (Ratones Paranoicos), Daniel Melingo (Los Abuelos de la Nada), Carca, el nigeriano Bombino, entre otros músicos de primer orden, de distintas nacionalidades.



Cada vez con más alcance en el mapa latinoamericano, el quinteto argentino de Los Espíritus anda de gira, y después de haber surcado Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, tiene agendadas en México ocho fechas en diferentes ciudades, entre el 1 y el 12 de noviembre: el nuestro es el país en el que ofrecerán más shows, fuera de su tierra.

Y en la víspera de tan entusiasta acontecimiento, Prietto, el de las letras poéticas y misteriosas, el de los sonidos hipnóticos y reverberantes, charló con MHR sobre este trabajo reciente, en relación con sus discos previos, así como sobre su relación con México y con un contexto en el que domina la “música urbana”, moda que contrasta con su obra, férreamente fiel a las guitarras eléctricas.

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Maxi, en La Montaña se sigue distinguiendo su sonido Blues, Funk, con toques de Psicodelia, pero hay algo más: algo de Afrobeat con metales, algunas melodías más Pop, incluso algo de Hip Hop. Siento que combinan lo mejor de la oscuridad de sus primeros dos discos (Los Espíritus, 2013; Gratitud, 2015), con lo luminoso en producción y ánimo de Aguardiente (2017), Caldero (2019) y Sancocho Stereo (2021). ¿Es así? Este devenir de una montaña hacia ti, ¿tuvo que ver con la pandemia?
Maxi Prietto: Sí, todo que ver. Justo la canción que nombra al disco, nació en ese contexto. Además, solemos consultar el I Ching, y nos salió la montaña. Este disco se empezó a concebir antes que Sancocho Stereo. Estábamos en ese momento en que todo se interrumpió, aceptar lo que estaba pasando, como le pasó a todos. Pero exactamente en ese momento surgió primero esa canción, y nos pareció que era como el principio de algo, de un nuevo disco. Fue un punto de partida, del que empezaron a salir más canciones.

Una vez más, los elementos de la naturaleza dominan el espíritu de Los Espíritus. Este disco en particular lo siento hermanado con la profundidad de Aguardiente.
MP: Pues sí. Eso de los elementos naturales es algo que está presente desde el primer disco. Y en cuanto a Aguardiente y este disco, en efecto, están conectados en tanto que usamos la misma técnica de producción, esto es, ambos fueron grabados con todos los instrumentos y voces al mismo tiempo, buscando capturar la esencia del grupo en directo. Elegir el repertorio, ensayarlo mucho, armar los arreglos. No ir y grabar cualquier cosa para luego corregir en edición posterior, no. La idea es ir al estudio, y lo que graban los micrófonos, es lo que queda. Lo hicimos en ese disco y también ahora, en cinta. Llegar teniendo muy claro lo que vas a hacer y cómo va a quedar. En Gratitud y Sancocho Stereo fuimos más experimentales; grabábamos una basecita, agregábamos letra, guitarras y capas poco a poco; coros y guitarras extra que no podríamos tocar en escenario. Así que volvimos a buscar capturar lo que nos caracteriza como grupo: nuestro sonido en vivo.

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En el camino hubo cambios importantes en la alineación; en un principio el liderazgo del grupo estaba repartido en composiciones entre tú y Santi Moraes. ¿Su partida afectó el concepto del grupo?
MP: Santiago tocaba la guitarra acústica en vivo; en ese sentido, el volumen en vivo varió; con él teníamos que bajarle a lo demás para que él se escuchara. Ya sin él, el público nos empezó a decir que sonábamos más rockeros, y eso nos gustó. Era bastante explicativo de lo que estaba pasando y hacia dónde queríamos ir. No fue tanto rollo su salida. Ya son muchos años de ir experimentando y cambiando. Creativamente tampoco hubo problema. Yo siempre estoy componiendo, no es que nos quedáramos sin repertorio. Él traía temas, pero unas tres o cuatro por disco, y siempre las trabajábamos un montón. Ahora el trabajo es distinto, porque la organización del grupo es más clara. Sale una idea y cada uno va a su puesto y las canciones salen con más rapidez. Ahora, tampoco nos interesa establecer una competencia entre lo que éramos y lo que somos. Es un proceso que va mutando, al que te vas adaptando. Es más notorio desde fuera, porque del lado del músico la experiencia es la misma: componer, ensayar y entusiasmarte por el nuevo material, que siempre te va a emocionar más que el anterior, y ya te urge ir a grabarlo… en esas anda uno. No somos tan fans del resultado, como del proceso. Nos encanta el camino, ir arreglando los temas, llevarlos al estudio. De ahí en más, lo que diga el público que lo escuche, si no les gusta, “no hay pedo”, como dicen ustedes (ríe); a nosotros nos encanta. Y nuestro lema es: Si a nosotros nos gusta, seguramente habrá alguien a quien también le guste.

En La Montaña escuché todavía ese blues cósmico que los caracteriza, sigue el Afrobeat, el Funk, pero ahora hay metales, melodías Pop, caminos distintos. ¿Podrías hablarme del sendero en el que andan ahora?
MP: Sí, el Blues sigue; hay Boogie también. Y uno muy oscuro, Directo al hueso. Otras donde hay más énfasis en el groove, como en “Navidad”, según yo, un poco Hip Hop, algo novedoso en nosotros. Y bueno, seguimos oyendo mucho Afrobeat, pero ahora oímos más Highlife (ritmo de África occidental): artistas como Ebo Taylor, Pat Thomas, fundadores de ese ritmo. Compartimos algunos shows con Bombino Moctar (guitarrista nigeriano de Tuareg, género que toca por ejemplo Tinariwen), que también toca en este disco; nos influyó mucho. Es algo que no teníamos antes. Siempre estamos oyendo música, pasándonos discos. Preguntándonos: “¿Qué pasaría si esta canción que ya tenemos, la pasamos por este ritmo?” Probamos y vamos por ahí explorando, es lo que más nos divierte. Si hiciéramos siempre lo mismo, sería raro porque es como estarte imitando. No sabemos si eso le gustará al público, pero luego pasa que primero tienes un público y capaz que tienes otro después. Como dije: por ahora es lo que a nosotros nos gusta.

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Una constante en ustedes es el misterio. Las letras siempre describiendo mundos raros, embrujos, fantasmas, huesos, muertos, apaches, premoniciones… Todo muy épico, como de realismo mágico, lleno de ecos y reverberaciones. Y encima, ¡lograron tener a Marc Ribot en tres canciones! ¿Cómo ocurrió?
MP: ¡Un mundo raro! Como dice José Alfredo (risas). Uno de los pilares de nuestras referencias siempre fue Tom Waits. Esa mezcla de Blues medio raro, ¿viste? Se nos figura que son como Corridos. Y de ahí luego fuimos muy fans del sonido de Marc Ribot, que toca con él la guitarra. Nos pusimos a oír sus discos solistas. Cuando empezamos a grabar el disco, el productor fue Mario Breuer, que hizo casi todos los discos clásicos del Rock argentino. Le dimos la lista de temas, cómo queríamos grabar en vivo, algunos discos de referencia… En fin, ya nos conoce. Y le dijimos: “Ojalá lo mezclara Joe Laney”, muy conocido por haber producido alta suciedad: mezcló la trilogía de los 80 de Charly (García), trabajó con Keith Richards, The Clash, y por supuesto, en el disco Bone Machine de Tom Waits. Y sí se logró. Le mandamos el material y lo empezó a mezclar. A propósito hicimos unos temas un tanto “aireados”, o sea, con espacios, porque queríamos que tuviera invitados. Volamos muy alto, porque desde el principio queríamos que estuvieran justo los que quedaron, fuimos muy afortunados.

Directo al hueso estuvo planeada desde el inicio para que colaboraran, si se lograba, tanto Marc Ribot en guitarra, como Dana Colley de Morphine. Sabíamos que Laney había trabajado con Ribot y le preguntamos si lo podía contactar. Dijo: “Si está con tiempo, seguro le va a entusiasmar este proyecto”. Y sí: justo acababa de llegar de una gira y no tenía nada que hacer. Le mandamos los temas, se ree copó (le gustó) y él y Marc entraron al estudio. Nosotros andábamos girando, llegando a Quito, Ecuador. Teníamos que ir a probar sonido a un lugar muy lejos, bordeando una montaña. Íbamos sin dormir y de pronto me llega un mail al celular, de Laney, sólo con un link, sin texto ni nada. Primero era puro silencio, y no entendíamos nada. Luego entra la guitarra sola y nos damos cuenta: ¡debe ser la sesión de Marc Ribot que están grabando en este momento! Le dijimos al chofer de la combi si lo podíamos conectar a las bocinas. Puso el equipo al máximo y ahí íbamos oyendo en la montaña, cómo iba soleando. Wow. No lo podíamos creer. ¡Acababa cada toma y celebrábamos, nos poníamos de pie! Montaña, magia… Definitivamente hubo realismo mágico.

Sobre las letras… igual iban sucediendo como en una película que yo me iba imaginando. Este álbum sucede en una ciudad muy grande, no en el campo ni en la naturaleza abierta. La montaña siempre la pensé más bien como el sueño de alguien que quiere escapar de la cotidianidad, del ruido. Me imaginaba al personaje como alguien que tras varios derroteros, se empieza a hacer juramentos, ya todo destruido, pensando: “a partir de ahora voy a hacer las cosas tal cual las sueño”. Son como imágenes que tengo y luego trato de escribirlas como en pequeñas fotografías.

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¿Y cómo llegó Dana Colley?
MP: Otro sueño también. Nos imaginábamos unos saxofones oscuros. Soñábamos con el de Morphine pero no sabíamos si sería posible. Lo contactamos, oyó el material y aceptó sin más. Tampoco lo creíamos. Coincidió en que nos mandó su parte soleando sobre Directo al hueso en los mismos días en que nos lo mandaba Ribot. Cuando empezamos a oír a ambos sobre la misma canción, estábamos atónitos. Fue una locura. No creíamos que se hubiera materializado tanto sueño. Con Juanse también fue algo alucinante, lo habíamos querido tener hace mucho. En los tres casos sentíamos que soñábamos demasiado. Es un disco del que estamos muy orgullosos. Es uno de esos discos de una sola vez en la vida.

¿Cómo se sienten haciendo música retro con guitarras, en un momento en que domina la música urbana, que es algo diametralmente distinto? ¿No los ven como bichos raros los más jóvenes?
MP: Pues son ciclos de la industria. Eso tiene que ver con el negocio, no tanto con la música, que es lo que a nosotros nos interesa. No es que ellos no hagan música, pero a nosotros no nos interesa ese esquema de “éxito” siguiendo una corriente. A nosotros nos gusta hacer Blues psicodélico, irnos cada día más para atrás, encontrar la raíz de la música. Oímos desde Reggae hasta Salsa; nos gusta entender cómo está organizado lo que componen y tocan, cómo separan los graves de los otros instrumentos, cómo colocan la percusiones, los vientos, las guitarras, cómo lo mezclan, cómo componen. En eso trabajamos, que nuestro sonido salga de nuestros dedos, no de las máquinas.

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Ocho fechas en México. ¿Cómo describirías la relación de Los Espíritus con nuestro país?
MP: Uff… Ya son muchos años. La primera vez… fue en 2007, con Prietto viaja al Cosmos con Mariano, en el Vive Cuervo, abriendo a Cansei de Ser Sexy. Con Los Espíritus he ido.. no sé, unas 5 o 6 veces. Siempre tratamos de sumar ciudades nuevas. Con la gente, ¡pues siempre es fiesta! Siempre somos muy bien recibidos, son giras muy movidas, con audiencias dispares, pero siempre se siente la efervescencia con un público que sale a festejar puntualmente su noche, y no hace otra cosa que ir a verte. Tienen cuestiones que sólo pasan ahí, por ejemplo: todos quieren irse con el disco o la remera (playera) firmadas. Es muy de México. Es de sí o sí: me tienes que firmar algo. Una vez se nos acabaron las remeras y fue un escándalo: “¡¿Pero cómo?! Fírmame acá, en este papel, donde sea, si no, no te vas”. Siempre es muy divertido.

Shows Los Espíritus en México.
1 Nov
: Monterrey (Nandas Bar).
3 Nov: Tijuana (La Terraza Pub).
4 Nov: Hermosillo (Festival Ritual).
5 Nov: Cd. Juárez (La Tuna).
9 Nov: CDMX (Auditorio BB).
10 Nov: Guadalajara (C3 Estudio).
11 Nov: Xalapa (Tierra Luna Club Cultural).
12 Nov: Puebla (Beat 803)

Post escrito por: Patricia Peñaloza

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