Reseña: The Phoenix Foundation /// Fandango

June 11, 2013

phoenixfoundationThe Phoenix Foundation
Fandango
Memphis Industries
6.0

Por José Marr @JR_Marr

Pareciera que The Phoenix Foundation comenzó a reescribir su historia hace dos años cuando lanzaron Buffalo en el 2010; no mucha audiencia tiene registro de sus cinco discos anteriores a menos que se viva en su natal Nueva Zelanda. Aquel disco fue el que dio fama y reconocimiento al grupo más allá de Oceanía, sus frecuencias Pop multicolor y encanto pastoral fue su principal fuerte que aún por encima de todo dieron una increíble pieza llamada “Buffalo” que hasta el día de hoy, sigue siendo una de mis canciones favoritas desde entonces. Sin embargo el reto de su primer álbum Fandango es soportar la atención que se les ha puesto encima y la obligación de capitalizar el éxito obtenido… es un cometido que no del todo ha podido superar.

Su problema radica en la pretensión de ir demasiado lejos en la dirección de lo progresivo, siendo demasiado ostentosos para querer mostrar sus habilidades para dar vida a sus crepúsculos sonoros soleados. Si bien a primera impresión tiene una progresión melódica pulcra y depurada, en todo momento la emoción es calmada, algo que no pasaba con sus discos anteriores. La formula sigue siendo la misma, pero Phoenix Foundation no está haciendo más esfuerzo del necesario, ahí continúan los incrementos graduales antes de caer en sus estribillos como mesetas, los cánticos eclesiásticos de fondo, los colchones de sintetizador adornados por todos sus arrebolados efectos de sonido que rayan entre lo artificial y lo natural.

Al menos el inicio es espectacular y lleva todo a una altura que nunca ocurre a partir de “The Captain“. Hablando del abridor “Black Mould” es una veta perfecta donde se expone todo lo que habrá de ir en el lado bueno de Fandango: ligera pero definida y progresiva, los sintetizadores matizando el ambiente reverberado y escalando al cielo entre los sintetizadores cuando se declara: “And this mould will never die“; Fandango se abre perfecto y despierta algo aún más bello en la naturaleza y es el canto hermoso de “Modern Rock“, labrado de forma agreste en seis hermosos minutos de un tratamiento de cuerdas etéreo. Pero me parece aún más notable que una pieza culminante no tenga que basarse en emoción sobre-excitada, “The Captain” entre su medianía es perfecta, por la interpretación vocal como un bostezo por parte de Lukasz Buda mientras camina alegre por una base semielectrónica entretanto nace flora electrónica alrededor del paisaje.

Pero la vida no suele ser tan simple ni los momentos placenteros tan duraderos, es el cuarto tema “Thames Soup” y el recorrido se siente fatigado. Por fortuna “Evolution Did” incorpora una atmósfera espacial, algo totalmente futurista mirándose desde la década de los 80, pero aunque se recobre vitalidad, las pistas más largas son solo eso, largas, como “Corale” y sus siete minutos, que comienza como un bello arpegio y pudiera terminar como algo realmente monumental, sin embargo solo despierta un poco de turbulencia. El lado B de “Fandango” (ya que está grabado en dos caras de siete y cinco pistas cada lado) se abre en un mundo más natural, “Supernatural” que inicia con algunos cantos de aves y adornos del ambiente de la naturaleza. No se si de verdad sea intencional pero en repetidas ocasiones el grupo pierde la brújula y de la naturaleza en un abrir y cerrar de ojos se encuentran navegando en una abstracta electrónica Pop de los años 80 como el final “Sideways Glance” o “Walls” que suena como una canción programada durante la madrugada (cuando a nadie le interesa lo que tocan) de una estación de radio universal.

Al final los 17 minutos de “Friendly Society” sirven para poco menos que nada. Es válido atreverse a hacer un microcosmos al final de un disco, pero es bastante largo, incidente y se revela sólo como un simple gasto de hacerse por hacer llegando simplemente a ningún lugar. En una kilométrica escala el último acto es el cáncer del que sobre todo Fandango, aunque el sonido es prácticamente hermoso, las piezas están extendidas por demasiado y rompen su ciclo natural, un ciclo que hasta antes de esto era una gran virtud en la música de The Phoenix Foundation.

Post escrito por: Jose Marr

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