Por Señor Malhaje, corresponsal en Barcelona /// Fotos: Irene Sierra
La noticia se conoció dos semanas antes, cuando, en la fiesta de celebración de los 20 años del sello Acuarela, al final del Primavera Sound 2013, se anunció que Thalia Zedek daría un concierto en solitario en la sala Heliogàbal de Barcelona. Ya nos sentíamos suficientemente afortunados por disfrutar de un concierto de Come, banda mítica donde Zedek militó en los 90, pero el anuncio mejoró aún más la sensación. Y es que los asistentes el pasado domingo al concierto de Zedek estábamos seguros de estar asistiendo a algo muy especial, a un auténtico privilegio. La de Boston siempre ha sido, en mi opinión, injustamente ignorada, tanto ella como su ex-banda. Sus visitas a España no han sido suficientes, a pesar de su gran relación con nuestro país, no olvidemos sus colaboraciones con nuestros Manta Ray y sus proyectos paralelos. Precisamente, fruto de esa relación, estaba allí acompañándola Frank Rudow, antiguo miembro de la banda asturiana. De nuevo la sensación de estar ante algo excepcional.
Thalia Zedek es especialista en hacer canciones intensas, lánguidas, desoladas, canciones que en sus discos siempre van acompañadas de músicos excelentes, pero que en esta ocasión se presentaban desnudas, solas. La sala Heliogàbal (completamente llena) era el lugar idóneo para ello, sin escenario que coloque al músico por encima del público, sin espacio apenas para que exista algún tipo de separación, distancia; y ella fue perfectamente capaz de defender esas canciones solo con voz cascada y su guitarra eléctrica (rayada y maltratada con las cuerdas vocales de la cantante), no necesitó nada más. La ex-Come, de plantó frente a su audiencia, se sentó y tocó en solitario la primera parte del concierto. Recuperó canciones de Liars and Prayers (2008) y tocó algunas de su nuevo disco Via (2013).
A mitad de la noche, Frank Rudow se le unió a la batería para tocar la preciosa “1926“, de su primer disco en solitario, Been Here and Gone (2001). Entonces empezó la parte más ruidosa, Thalia se puso de pie y empezó a usar la distorsión. Presentaron canciones de Via, como “Get Away“, “Go Home” y “Straight and Strong“.
Hora y media de concierto que se pasó volando y que dejó el mejor sabor de boca posible. Fue algo que quizás no vuelva a repetirse (aunque esperemos que sí), una oportunidad única, algo que recordaremos mucho tiempo y con lo que podremos dar envidia a nuestros amigos cuando, dentro de unos años (deseo que muy pocos), Thalia Zedek y Come reciban el reconocimiento y la atención que un servidor piensa que se merecen.
