Reseña: Nacho Vegas /// La zona sucia

Nacho Vegas
La zona sucia
Marxophone

Por: Sr. Malhaje

Nacho vegas ya no es valiente

Escribir estas líneas me resulta duro, pero por alguna razón tengo que hacerlo. Quizás sea por el enfado al comprobar que Nacho Vegas ha dejado de ser valiente.

Nacho Vegas fue quizás el más valiente durante los cinco años en los que sacó sus tres primeros discos. Fue valiente en 2001 con Actos inexplicables por sacar un disco de canción de autor cuando la palabra cantautor producía urticaria en España. Lo fue aún más con Cajas de música difíciles de parar (2003), un disco doble (casi dos horas de música) que mantenía el pulso bien firme a pesar de su duración maratónica. Y demostró tenerlos bien puestos cuando hizo Desparezca aquí (2005), un disco centrado en el paralelismo entre el fin de una relación amorosa (de ocho años y medio) y la muerte de una persona. Con estos tres primeros trabajos Vegas se perfiló como el mejor, y realmente lo fue.

Después vino El manifiesto desastre (2008), que supuso a la vez su paso al gran público y el comienzo del escepticismo de muchos, pero aún nos podía subyugar por momentos (“Morir o matar” “Dry Martini S.A.”). No diré aquí la nueva atención mediática de la que disfruta después de sus discos con Enrique Bunbury y Christina Rosenvinge es responsable de nada, nunca he creído en eso de que las ventas y la popularidad estropean el talento.

La confirmación de ese escepticismo llega con este nuevo disco, La zona sucia. El principal problema que le veo a su nuevo trabajo es que todo nos suena ya de antes, una gran sensación de haber escuchado esas canciones, esas melodías, de habernos encontrado con las mismas imágenes. Las canciones del disco, por regla general se mueven por una melodía que sufre pocas variaciones mientras se repite una y otra vez, sosteniendo estribillos fáciles y obvios. En el apartado de producción tampoco hay novedades, la banda, como el propio Vegas, va con el piloto automático y no destaca en ningún momento (recordad los momentos álgidos de Las Esferas Invisibles tanto en estudio como en directo). Apenas se salva una canción: “La gran broma final”, conocida de antemano en versión acústica, una pieza sobre las desilusiones y las expectativas frustradas.

Hace un par de días comentaba el disco con un amigo y él me dijo que le parecía light. Vegas solía saltar sin red y ahora camina por un puente mil veces transitado. Me jode tener que haber escrito esto sobre quien fue el mejor, pero tenía que hacer por pura rabia.

PD: Mención especial merece el coro de niñas en “Lo que comen las brujas” curiosamente parecido al himno de un equipo de fútbol español.