The Stone Roses @ Pepsi Center WTC

April 10, 2013

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Por Luis Arce (@lsfarce/// Fotos: BigIdeas (OzCorp)

“Vaya, es la primera vez en mucho tiempo que veo a gente de nuestra edad”. Pequeños grupos de entusiastas caminan para esparcirse entre Insurgentes y el Pepsi Center. Durante ese tramo, hay una fila que avanza lentamente y de forma irregular, que se nutre, mayormente, de un público treintañero.

La satisfacción de haber llegado a tiempo de algunos con la frustración ante la impuntualidad de otros da lugar a una cita involuntaria de encuentros y desencuentros cuya musicalización corre a cargo de sonidos ambulantes y la reventa disfrazada de turista. Muchas ilusiones depositadas en un mismo lugar, así como boletaje en taquilla a tan sólo una hora de que arrancara el show.

Tras un silencio ensordecedor, el reencuentro de The Stone Roses y su primera visita a México son motivo suficiente para dejar salir nuestra nostalgia: “Ojalá que toquen ‘Bye Bye Badman‘” “¿Crees que se me haga escuchar ‘Elephant Stone‘ en vivo?”, suceden apuestas y recurrentes especulaciones sobre el setlist. Se apagan las luces y con ellas el tiempo de espera que inició para muchos, en agosto de 1996, cuando los mancunians del sonido Madchester se desintegraron.

En el fondo se distingue un escenario lejano, brumoso, iluminado con un rojo intenso. John, Reni, Mani e Ian reunidos al fin. Entre claroscuros, la agrupación nos lanza el primer anzuelo: “I Wanna Be Adored”. Escueto saludo, sin lugar a dudas. A estas alturas de la noche podría pasar desapercibido cual parpadeo. Las primeras ovaciones ocurren casi por inercia, aplaudiendo una versión desangelada de “Mersey Paradise”, hilvanada a los primeros acordes de “(Song For My) Sugar Spun Sister” y la siempre-encantadora-e-imperdible “Sally Cinamon”.

Como es costumbre, el pronóstico del clima se había equivocado. Uno de los shows más esperados en lo que va del año se conserva en la línea de una puesta en escena. Un setlist inalterable, interpretado prácticamente desde que arrancó la gira, no deja espacio para la imaginación, y tristemente barre con todo sentido de añoranza. Una a una las canciones avanzan sin cambio en el orden, y en última instancia, sin cambio en la emoción de interpretarlas. Las canciones se vieron más alteradas por las fallas en el audio que por una noción de show, a sabiendas de que éste no era el enésimo concierto en alguna ciudad británica, incluso europea, sino el primero en México.

Fools Gold“, me parece, a pesar de su poderoso bajo, una especie de intermedio. “El momento ideal para hacer una fila de conga hacia el baño y buscar el refill de cerveza”. A punto de pasar sin pena ni gloria, John Squire nos ofrece una de las versiones más energéticas de la velada, blandiendo su guitarra hacia arriba, se ilumina por detrás mediante halos de una luz amarillenta y anaranjada. Es una imagen memorable, es por mucho el momento más álgido del concierto.

Una pareja se abraza junto a un espectáculo alterno a la ejecución de “Ten Storey”: un chico que baila –quiero escribir convulsiona, pero la realidad involucra estupefacientes, una ingesta dramática de estupefacientes, poseído más por la potencia del sonido que por la ejecución. Un amigo me comenta que el simple hecho de prestarle atención a la audiencia ya implica desatención a la agrupación que está arriba. Es triste saberlo, pero mejor ahora que nunca.
¡Bang bang, bang bang! “Where the Angels Play” pasa casi tan desapercibida como “Don’t Stop” (ese guiño frenético al sonido emitido por la licuadora cuando metes la cabeza cada mañana) después de haber sonado la deliciosa “Waterfall”. Y es que, ¿qué puedes esperar cuando después de levantar la mano varias veces para señalar que han de subir el volumen unos cuantos niveles a la voz y otros tantos a la batería, lo único que obtienes es una ecualización mediocre en un irremediable lugar con una acústica desastrosa? Saltar, recordar, la versión de estudio que mantienes en la cabeza y tratar de imaginar, qué sería de todo esto, si acaso hubiese sucedido de otra manera. Afortunadamente, “Made of Stone” conlleva más ánimo y una ejecución más entusiasta, lo mismo ocurre con la emblemática “This is The One” y la contagiosa “Love Spreads”.

El Entierro de Cristo de Caravaggio en el pecho de Brown resalta junto con su rostro anguloso en el escenario y recorre las proyecciones asincrónicas y borrosas de las horribles televisiones de plasma, colocadas ahí para complementar el escenario diminuto, configurando una escena casi barroca sin precedentes. Una sensación de extrañamiento con cierto aire fascinante.

De pronto, nos toca pensar: “Esta es la versión más insípida de ‘She Bangs the Drums’ en la historia”. Triste. Seguida por la más animosa, “I Am The Resurrection” traza otro altibajo en la gráfica mental. De la misma forma, torpe, pero encantadora, Ian comienza a lanzar flores, copias del setlist y cascabeles.

La colorida colección de bajos de un Mani medio desencajado, el escuadrón de delicadas guitarras de un John Squire siempre discreto y virtuoso, el manjar de percusiones de un Reni sonriente, más un Ian de gesto cansado recorriendo los escenarios con lo que hemos decidido llamar “Manchester walking”, conforman los ingrediente de una receta que no falla debido a la nostalgia que produce. Esa nostalgia, disfrazada de emoción en juego de luces y sombras es probablemente la única imagen que conservaremos en la memoria. Un buen día, alguien contará todo esto, y reirá, afirmando con gusto, que atendió a un histórico desastre.

Post escrito por: Luis Arce

6 thoughts on “The Stone Roses @ Pepsi Center WTC

  1. Jonatan Duran

    baaaaaaaaaaaah.. creo que la reseña tiene mas que ver con las deficiencias del pepsi center y por la ubicacion en la que estuvo el reseñador en cuestion. coincido que si hubo deficiencias en el audio pero jamas llamar un historico desastre. la ejecucion de cada uno de los SR fue magnifica, sin emociones de mas por parte de los SR, mas que por algunos gestos de felicidad que many o que Ian desencajaban, pero que no era eso lo que ibamos a ver? a la arrogancia de los oriundos de Manchester. te aseguro que disfrutaste el concierto cerca de los stands de souvenirs ó en alguna de las interminables hileras de cervezas, por que los que tiramos hasta adelante vivimos otro concierto que el que leo. mucha euforia y emocion por cada uno de los temas. pero bueno cada uno tiene su perspectiva de show.

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