Reseña: Arctic Monkeys /// Tranquility Base: Hotel + Casino

May 10, 2018

Arctic Monkeys
Tranquility Base: Hotel + Casino
7.5
Domino Records

La oscura reinvención espacial de Arctic Monkeys

Por Aarón Cortés

I just wanted to be one of The Strokes now look at the mess you’ve made me” es la gran entrada de Arctic Monkeys a su Tranquility Base: Hotel + Casino para romper con cinco años de silencio, en una línea de apertura que ya ha resonado por todas partes.

Podríamos decir que es así como Alex Turner confirma una idea tratada previamente en entrevistas, cansado por la presión de cumplir las altas expectativas de los fans en cada material (especialmente de AM). Dicha frase revela un lado personal que nos remonta a los inicios de su carrera, cuando éste comenzó como un fan de la banda neoyorquina, antes de convertirse en un nuevo ícono indispuesto a ser sobrepasado por su propia sombra.

Star Treatment” posee pocos arreglos que bastan para iniciarnos en el mood del álbum. Es esa clase de baladas “hollywoodezcas” que el protagonista interpretaría en su piano, durante una escena cumbre de monólogo interno. Nuestro “golden boy” también menciona al difunto Leonard Cohen, mientras mira con melancolía a las ambiciones de una vida pasada antes de sumergir sus problemas en alcohol (“the martini police”).

Para ser el primer tema del disco esta canción puede ser un poco abrumadora (con sus cinco minutos de duración), pero vale la pena prestar atención a esta introspección a la vida de un músico famoso que tarde o temprano podría perder el trato especial de un rockstar. Todo esto relatado en un coro de cantos agudos perfectamente ejecutados, que aparecieron desde AM y continuaron en Everything You’ve Come To Expect de The Last Shadow Puppets.

Durante todo el disco, los arreglos vocales nos remontan a ese estilo seco, enigmático y jovial que conocimos hace casi 10 años en Humbug. Esto se debe en su mayoría a que se conservaron muchos de los demos originales grabados con una Tascam 388. Dicho instrumento jugó un papel muy importante durante el debut de Alexandra Savior, Belladona of Sadness, que a su vez es uno de los discos que conforman la identidad de Tranquility Base.

Fue así como el músico incursionó en los arreglos de producción junto a James Ford, jugando con una remezcla de timbres con el sello característico de Ford en la profundidad de los bajos y frescura de los agudos y distorsiones, mientras que Turner impregna la esencia “vintage” de nostalgia y misterio en cada tema.

Por otra parte, “One Point Perspective” utiliza algunos arreglos estilo Soul y Jazz elegantes y frescos, combinados con un solo de guitarra impregnado de secuelas de AM al igual que las notas de bajo. Esta canción es conectada perfectamente con “American Sports” al grado de parecer un solo tema que de inmediato viaja al 2009 con sus grandes similitudes a “Secret Door”. Máscaras de realidad virtual, portafolios llenos de dinero y múltiples amores toman por sorpresa al protagonista en este extraño futuro “lunar”.

A diferencia de sus predecesores, las letras de Tranquility Base no poseen coros sumamente pegajosos que se puedan cantar a todo pulmón en festivales. De hecho, a excepción de “Four Out Of Five” la mayoría de los temas son historias que nos llevan de paseo por las complejas ideas de Alex Turner que buscan hacernos reflexionar. Esto se debe a que utilizó dinero y unas cuantas referencias religiosas, como las mejores armas para desarrollar metáforas sobre su perspectiva ante la sociedad contemporánea y la influencia que la tecnología tiene sobre ella.

Vale la pena recordar que Turner ha permanecido ausente de redes sociales desde los inicios de su carrera, y que actualmente vive un extraño tipo de vida en el que refleja que es un alma libre de antaño deslindada de cualquier capricho digital.

Tranquility Base Hotel + Casino juega constantemente con metáforas espaciales, debido a que el nombre está inspirado en la base del primer viaje a la luna, aunque fue convertido en un resort de lujo que nos recibe desde el lobby en su canción homónima antes de darle otro giro drástico a las siguientes canciones.

Es así como llegamos a “Golden Trunks”, donde nuevamente encontramos ese sentimiento de soledad nocturna con esos pensamientos que analizas una y otra vez hasta que todo pierde sentido, como ocurrió con “Do I Wanna Know?”. La voz de Turner y Matt Helders (baterista) suena a la par entre riffs pesados —que bien podrían pertenecer a Queens of the Stone Age— criticando al “líder de un mundo libre” (¿Trump?) cuyas ganas de ser el estelar del “show”, hacen su personalidad comparable a la de un simple luchador egocéntrico.

Esto sirve para darle en el clavo a su perspectiva que Turner tiene sobre América ahora que no es un simple outsider, porque ya ha vivido ahí durante varios años. Una crítica a la sociedad un tanto misántropa que también utiliza al amor para contrastar sus comentarios y darle mayor énfasis. Cosa que a la vez puede interpretarse como una enseñanza Beatle de tratar decir mucho sin decir nada en realidad.

La esencia de Tranquility Base probablemente romperá las ilusiones de aquellos que comenzaron a seguir a Arctic Monkeys desde el aumento de su popularidad en 2013. Claro que los fans más clavados sabrán que sólo hace falta una pequeña retrospectiva para descubrir con canciones como “You’re So Dark” (B-side de “One for the Road”), “Don’t Forget Whose Legs You’re On” (uno de los tres B-sides de “My Propeller”), “Dance Little Liar” (Humbug) y “Only One Who Knows” (Favourite Worst Nightmare) que este nuevo estilo permaneció en las sombras de la banda antes de tomar forma propia.

Alex Turner también reveló una lista con canciones que lo influenciaron al momento de escribir las canciones del disco. Guitarras fantasiosas acompañadas de bajeos seductores y percusiones Jazz como en “Collage” de The Three Degrees y coros agudos llenos de misterio en “Looking For You” de Nino Ferrer, la inigualable voz de Nina Simone, entre muchos otros clásicos de antaño.

Pero la pieza que demuestra mayor cantidad de elementos bien adaptados es, sin duda alguna, “She Looks Like Fun”. Un intro old school setentero al puro estilo de The Rolling Stones, un coro que repite una y otra vez la misma frase en tono grave como si fuese algo perteneciente a Nick Cave y una línea sonora conceptual similar a “Used To Be My Girl” de The Last Shadow Puppets, sin dejar de lado los tintes psicodélicos de Unknown Mortal Orchestra, Sgt. Pepper’s de The Beatles y Tame Impala. Curiosamente el bajista de esta última banda, Cameron Avery, recibe sus créditos entre los colaboradores de un tema vintage de Rock sombrío y “vampirezco”, donde desmenuza su amorío con Taylor Bagley en unas cuantas frases que sólo ellos pueden entender.

Si hay algo que Turner nos demostró durante más de 10 años es su habilidad de embellecer ideas con palabras poco usuales, al grado de tornar sexy hasta la más simple idea. La técnica queda plasmada en “Science Fiction” que hace referencia a varias películas retro de este género, acompañadas de un sintetizador digno de una serie como La Dimensión Desconocida y finalmente —para rematar— la frase: “I want to make a simple point about peace and love, but in a sexy way where it’s not obvious”.

La aflicción por las palabras resonantes es compartida por igual en “The World’s First Ever Monster Truck Front Flip” (cuyo nombre lo dice todo) y ambas parecen una mezcla entre “Dracula Teeth” y “The Element of Surprise” de The Last Shadow Puppets.

En esta ocasión, al tratarse de un álbum en su mayoría conceptual, no fueron lanzados sencillos promocionales previos al estreno de Tranquility Base Hotel + Casino. Y aunque al escucharlo completo entendemos el por qué de la decisión, “Four Out Of Five” brilla justo a la mitad del tracklist con un riff seco que abre paso a ese único himno dedicado a abrir sus conciertos, hablando sobre la gentrificación de la luna con una taquería que a nadie se le había ocurrido antes. La nostalgia se apodera de nosotros con recordatorios a la época Suck it and See en una vibra energética y romántica con la frase: “The only time that we stop laughing is to breathe or steal a kiss” (el único momento en el que dejamos de reír es para respirar o robar un beso), enseñándonos que a pesar de tanto análisis continúan siendo los mismos Arctic Monkeys de siempre, ahora explorando otro terreno fuera de este mundo.

Contrario a lo que se creía con las especulaciones y escasos detalles del álbum, el piano funciona como un instrumento guía para un sonido fúnebre y oscuro, en lugar de una base para baladas monótonas. Gracias a esto conseguimos una esencia oscura, aunque no en un aspecto “rudo” como AM, ya que aquí domina el misticismo y los aires cósmicos.

Tranquility Base debe ser escuchado un par de veces antes de juzgarlo, porque a primer escucha hay detalles minuciosos que pueden pasar desapercibidos entre las múltiples capas de sonido que lo conforman con acordes, coros, percusiones, distorsiones y sintetizadores.

The Ultracheese” es un magnífico cierre que toma prestada la fórmula “Sweet Dreams TN” para esos acordes de balada de rock clásico y el ritmo dominante del piano similar a “Dream Synopsis”, pues al parecer Everything You’ve Come To Expect también juega un papel fundamental para llegar al corazón de la Tranquility Base. Es notable la influencia de grandes clásicos como “Life on Mars” de David Bowie, “The Wonder of You” de Elvis Presley que convergen en una pieza que bien podría ser la encargada de presentar secuencia de cierre de una gran película.

El amargo trago de perder una amistad y dolor ante la traiciòn a la confianza que definitivamente no se comparan a una ruptura amorosa. Esta canción es probablemente la que posee la mayor cantidad de “vibra espacial” con un solo de guitarra que nos lleva de paseo por las estrellas de vuelta a la tierra.

A pesar de que Tranquility Base Hotel + Casino no es el mejor trabajo de Arctic Monkeys, hay que apreciar esta jugada atrevida para salir de la caja, porque sí logra captar el alma de la banda a la perfección. Una vez más, esas monstruosas percusiones que mostraban su potencial en los primeros trabajos han sido sedadas con el fin de adaptarse a los requerimientos del álbum, y tanto Jamie Cook como Nick O’Malley (guitarrista y bajista, respectivamente) tuvieron que encontrar otros instrumentos para las grabaciones, gracias a que Turner se puso bastante experimental con las cuerdas y percusiones.

También hay canciones como “Batphone” que resultan algo monótonas y tediosas, convirtiendo a esta sexta entrega en un 7.5 de 10, con un montón de quotes extraíbles dentro de las letras que se despidieron de ese “realismo” para adentrarse en la magia. Algo por lo que, probablemente, la mayoría de las grandes bandas han vivido.

¿Será este un pequeño paso camino a la evolución o será el momento de aferrarnos al pasado de Arctic Monkeys?

Canciones destacadas: “Four Out Of Five”, “She Looks Like Fun”, “The Ultracheese”

Post escrito por: Aaron Cortes

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