Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Por Diego Álvarez Rex
Cuando una banda tarda tanto en venir a un país como el nuestro, puede volverse un arma de doble filo. Por un lado, sabemos que ni en una o dos horas podremos estar satisfechos de años y discos que han pasado y por el otro, la energía que hemos ido acumulando es tanta que cuando por fin estamos ahí, todo estalla; el debut en suelo nacional de A-ha fue otro de esos momentos clave en la vida de muchos y seguramente la banda aún pensará en esa salvaje audiencia de sábado en la Ciudad de México, 2022.
Si, sabemos que la espera para ver acá a la banda cuyo debut data de 1985 fue pospuesta no una sino dos veces por las razones que ya conocemos, y aunque la promoción para este evento parecía cada vez menos al grado de temer por una cancelación, cuando el esperado día por fin llegó el Auditorio Nacional se vio majestuoso; cerrando las dos secciones laterales del segundo piso y permitiendo que al área preferente viviera sin butacas para una experiencia más de fiesta, A-Ha se encontró con una euforia que seguro no esperaban.
Escuchar de principio a fin el célebre disco Hunting High and Low, disco que alguna vez el mismo Morrissey confesó haberle inspirado a tomar en serio el arte del Pop, es algo más allá de la simple nostalgia. Es un álbum que se mantiene de pie ante cualquier lanzamiento moderno y aún, complejo e innovador. Con genuina sorpresa, Magne y Paul mostraron expresivamente su agradecimiento a tal recibimiento, más Morten fue el que más se esforzó por ocultar su sonrisa. Siempre sobrio y concentrado, al final del primer set del show no pudo evitar sonreír de oreja a oreja. Increíble sin duda. Una hermosa comunión público-audiencia demostró que ambas partes aún pueden sorprenderse cual ritual que se reinventa.
La segunda parte del set fue de cierto modo más demandante: ¿Cómo condensar ahora tres décadas y una decena de lanzamientos en menos de una hora? Con el valor de inclusive tocar dos piezas nuevas de un álbum aún por ver la luz, escuchamos algunas canciones de East of the Sun, Scoundrel Days y apenas una de Stay on These Roads. Una tortura quedarse con las ganas de escuchar “Cry Wolf“, “Manhattan Skyline“, “Celice” o la misma “Stay on These Roads” que muchos creímos sería de las “obligadas” pero vaya, vimos a A-ha por fin en México y fue justo como lo soñamos.
Contraria a la idea que se tratara de un concierto “para la vieja guardia”, al igual que The Cure, Pet Shop Boys o Bauhaus, el quorum fue complemente multi-generacional como muestra de su sonido atemporal y justo esa energía combinada fue la que hizo del público uno de los más escandalosos que seguro el grupo noruego había visto en años.
El meticulosamente set diseñado para tocar un debut sonando más fuerte que nunca, una selección a modo de “best of” para curar las heridas de apenas debutar en México, y sobre todo, la entrega del público que sucedió anoche, conjuró algo digno de ser contendiente a uno de los mejores conciertos de este año. Gracias A-ha.
