Ólafur Arnalds @ Teatro Metropolitan

June 17, 2022

olafur arnalds mexico

Cortesía David Barajas @DaviddBarajas

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Cortesía David Barajas @DaviddBarajas

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Cortesía David Barajas @DaviddBarajas

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Cortesía David Barajas @DaviddBarajas

Por Diego Álvarez Rex

Lo mejor de ver a Ólafur Arnalds es que él mismo no se toma tan en serio. Si bien hay una gran aura de misticismo y vaya, hype, alrededor de su música y sus conciertos, la realidad es que entre fallas técnicas, historias de la infancia y alabanzas histéricas del público capitalino, el mismo Arlands hace de sus conciertos más una experiencia “entre amigos” que un soberbio recital más.

De entrada la situación fue cardiaca para los organizadores ya que apenas horas antes del concierto, que ya tenía secciones al 2×1, de acuerdo a la boletera que tanto odiamos no tenía ni un 20% de entradas vendidas, más como si se tratara de un milagro, a la hora que Arnalds y sus cuatro músicos de cuerdas tomaron la tarima el escenario, el lugar se encontraba casi a reventar.



Entre meticulosas instalaciones de luces que interactúan con cada músico y los iluminaban o apagaban según el ritmo de la canción, Arnalds mostró un increíble dominio del escenario y como director de grupo, se encargó hasta de que el público participara en grabaciones de campo que serían usadas posteriormente. De igual manera mención honorífica al público presente que permaneció en absoluto silencio durante todo el concierto, cosa que debería ser norma pero más sorprende cuando sucede. Ya saben, cómo nos encanta ir a un concierto para escuchar a un palurdo hacer “SHHHHH!!”.

En esta ocasión, presentando Some Kind of Peace, casi dos horas de concierto de piano en donde la primer parte se podría decir fue más contemplativa y atmosférica, mientras para la segunda mitad del concierto el ritmo fue acelerándose para de igual manera meter los temas que incluyen ruido procesado y son mucho más orientados a lo que hace como parte del dueto Kiasmos, que esperemos algún día pueda venir por estos lares.

Arnalds se permitió siempre bromear con el público, cuando falló un sensor de las luces y comenzó a contar cómo él y su diseñador de luces se conocieron cuando ambos tenían bandas de Hardcore, la gente le regresó el humor cantando “Cielito Lindo” de la nada en un momento medio de cringe pero que terminó en risas. Cerrando con una canción dedicada a su abuela y de quien nos explicó viene su amor por el piano, con todo y todo Arnalds es sin duda una experiencia que vale mucho la pena como concierto. Por algo viene a escenarios más grandes y contra todo pronóstico llena.

Post escrito por: Diego Álvarez Rex

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