RPM: 20 años de OK Computer de Radiohead

June 14, 2017

Fitter, happier and more productive:
20 años de OK Computer de Radiohead

Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_

En alguna entrega anterior de esta columna, mencionamos que las tres cosas que sellaron el ataúd del Brit Pop en 1997 fueron el álbum homónimo de Blur, la cocaína y el tercer disco de Oasis. Deliberadamente, dejé fuera OK Computer de Radiohead porque la banda de Oxford siempre se coció aparte de sus contemporáneos. Thom Yorke y compañía fueron los desadaptados que miraban todo desde la barrera, perdidos en sus propias ideas y en su manera de ver el mundo. Mientras Albarn, Gallagher y Cocker se empeñaban por ser furiosamente británicos y sólo buscaban maneras de jalar agua a su molino, Radiohead se angustiaba por el rumbo que el mundo dentro y fuera de la isla estaba tomando. Se les venía el milenio encima, un motivo que parecía tener al planeta de fiesta, pero ellos sabían que lo que seguía iba a ser aterrador y barbárico, angustiante e incomprensible. Un mundo dominado por la avaricia de los yuppies, devastado por la codicia de las mega corporaciones siniestras y sin cara, un mundo en el que habría que pedirle permiso a las computadoras que poco a poco comenzarían a regir nuestras vidas, y en el que la individualidad desaparecería para dar entrada a una felicidad artificial regida por patrones y hábitos de consumo. Hoy suena al día a día que nos enfrentamos cada vez que volteamos hacia nuestros celulares o nos sentamos frente a las pantallas de nuestras computadoras. Hace 20 años este panorama era difícil de prever y sólo unos cuantos avispados lo alcanzaban a vislumbrar. Por eso, hoy, a 20 años, no creo exagerar al decir que OK Computer es un discurso al que es necesario regresar para comenzar a entender este desastre en el que estamos metidos. Radiohead nos lo advirtió en doce canciones que hoy toca celebrar y revisar.

Thom Yorke ha dicho que OK Computer no es un álbum conceptual pero que sí fue concebido para escucharse completo, de corrido y como un todo. Una especie de Pet Sounds posmoderno. El tracklist y la secuencia de las canciones, en sí mismos, son un complejo objeto de estudio que tendría que analizarse por separado. La manera en la que las canciones están organizadas es un subibaja de emociones que van desde lo más esperanzador (“Airbag”) hasta lo más deprimente (“Climbing Up The Walls”) pasando por todo el espectro humano de emociones que puede haber en medio. Hay una crítica ácida y cínica al estado político y económico del mundo (“Paranoid Android”, “Electioneering”), un lamento por la pérdida de la humanidad en los oficinistas que llenan un horario de nueve a cinco (“Karma Police”, “Fitter Happier”, “No Surprises”) y un temor al vacío frente al que como especie estábamos parados en 1997 y hoy, en 2017 (“Lucky”, “The Tourist”). Hay oscuras referencias a la literatura Cyber Punk y de ciencia ficción que parecen cartas de Radiohead a sus fans para que volteen a ver que el arte y la literatura al final nos salvarán (“Subterranean Homesick Alien” y la misma portada del disco con sus guiños a The Hitchhikker’s Guide To The Galaxy de Douglas Adams, otra vez “Airbag” como una revisión a Crash de JG Ballard, y en sí, la estructura de las letras y los mensajes repartidos a lo largo del disco que fueron inspirados por los ensayos y las teorías de Noam Chomsky y la música concreta de Krzysztof Penderecki).

Radiohead, a diferencia de sus contemporáneos, eran -y son- ciudadanos del mundo. Su angustia era, y es, la de miles de millones de personas que saben que vivimos en un túnel oscuro que parece no tener fin y, sin embargo, vale la pena seguir andando porque hay esperanza. Y esa esperanza puede estar en los lugares más recónditos de una canción escondida entre tanta melancolía y tristeza.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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